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De la ivmortalidad del alma. — 253 componia la casa ; pero separadas , pero desuni- das , pero dislocadas de su sitio: por esta sepa- ración no existe ya la casa. ¿No veis aquí como perecen las cosas compuestas de partes por se= paracion y descomposicion de las partes que la eomponian ? Evidentemente. Pues pasemos ade- lante , y digamos que por aniquilacion perecen las almas de los brutos , sumergiéndolas el Cria= dor en la nada de que las habia sacado,' luego que faltó el fin para que las habia criado , que era vivificar y mantener su cuerpo porcierto y limitado tiempo, Dios, como lo hemos evidenéia= do en otro discurso , es un sér sábio, justo y santo : un sér que nada hace acaso , nada hace en vano, nada inútil. En vano sería conservar el alma de los brutos , inútil sería mantenerla, no teniendo ya fin alguno que llenar. Su fin era mantener y vivificar el cuerpo de los brutos : pe= recieron estos, y aniquilóse aquella; y ved co- mo la razon humana va descubriendo por prin= cipios innegables la inmortalidad de nuestras almas ; porque teniendo estas despues de la muer- te de su cuerpo un fin grande é importantísiw mo que Nenar , como es: el conocer 4'Dios:,'y amarle por todos los siglos ,+dlebenexiótir ete - namente 5 sin que podamos hallaf razon que exijá! su destrucción > 'ni de parte :del cuerpo» ni de: parte de la misma alma, ni de parte de Dios, Emefecto, para que el alma del hombre pere= eiera por parte del:cuerpo, era menester qué! quando el cuerpo! perece por la corrupcion y se- paracion: de-sus partes, corrompiera y separara
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