BCCPAM000546-3-25000000000000
De la inmortalidad del alma. 237. creen. Ved ahí una evidente contradiccion entre sus obras y sus palabras: entré su sistema y su razon. Eilos admiten lo primero , porque quie- ren: ellos no admiten lo segundo , porque no quie- ren: ellos son dueños de sus acciones para querer Ó no:querer como les pareciere 5 luego ellos son libres. No encuentro cómo la razon humana pueda negar una conseqiiencia tan legítima. Si por galan- tería , si por vanidad de parecer superiores á las que llaman preocupaciones vulgares : si por un ex- trayio el mas doloroso del entendimiento humano, tratasen de negarlo, ni podrian persuadirlo á pue- blo alguno , ni ellos mismos quedarian persuadi- dos de que hablaban con sinceridad. El mundo entero convencido de esta verdad , los confundi- ria: todo el género humano , que jamás ha va- riado de opinion en este punto en la carrera di- latada de los siglos , se les. opondria y daria en rostro con su absurda necedad. De lo contrario, no serian los hombres responsables de-sus accio= nes: ni al cielo ni á la tierra deberian dar cuen- ta de sus vicios ni de sus virtudes : los hombres entónces siempre harian lo que deberian hacer, porque no podrian jamás dexar de hacer lo que hacian 5 y no habria entre ellos , ni buenos ni ma- los, ni culpados niinocentes , ni viciosos ni vir= tuosos y ni premios ni castigos. Todas las leyes del cielo y de la tierra su= ponen , reconocen y confiesan la libertad del hom- bre , y sin ésta jamás se habria discurrido cosa mas ridícula , mas injusta , ni mas cruel , que las leyes que impusicsen penas á los malhechores.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz