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2009 Sermon VIII dulos , esa es una verdad; pero la dificultad está en la obscuridad y ambigiiedad de las profecías, en la incertidumbre y falsedad delos mila- gros; Muy bien. Luego si. yo les demuestro ir- resistiblemente , que las profecías no son ambi- gilas sino claras3 y que los milagros no son in- ciertos, sino verdaderos y: evidentemente inne- gables¿ ¿me creerán? ¿Si veritatem dico vobis quare non creditis mibi? Nosotros , replican los incrédulos, jamás nos oponemos á la razon quan- do demuestra , ántes la seguimos con una adhe- sion inviolable:: pruébese lo que se ofrece , y se verá que nuestra instrucción no resiste á las yer- dades que comprende. Estamos conformes. Per- donamos gustosos las injurias personales á exem- plo de Jesu-Christo , y Pasamos á defender su doctrina: Seripta lege y impleta cerne , implenda collige, decimos á los incrédulos , como lo de- cia San Agustin en los admirables libros de la Ciudad de Dios: leed lo escrito , mirad lo: que ya ¡está cumplido, y colegid lo que en adelante se debe verificar. Dios eterno, Dios omnipotente y santo ,que hablasteis antiguamente por. vuestros Profetas 4 “nuestros Padres , y por vuestro Hijo J esu-Christo Á nosotros: mismos; haced que yo escuche sus pa- labras, y las trasmita á los siglos venideros. Vos Señor que: hicisteis aparecer en el mundo «aque- llos hombres virtuosos, justos y santos, que ins- pirados por vuestro divino espíritu hablaban con firmeza , conocian las cosas secretas, profetiza- ban lo futuro y obraban en vuestro nombre: gran
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