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Sabiduría y santidad de fesu-Cbristo. 185 peto tan profundo al Señor, á quien llama su padre! ¡Qué dependencia de su voluntad ! ¡ Qué zelo de su gloria! ¡Qué inmenso deseo de ha= cerle conocer , y procurarle adoradores! ¿Quiéa jamas amó á los hombres con un amor tan: puro, tan síncero , y tan generoso como Jesu- Christo ? ¿Qué cosa puede imaginarse que sea comparas ble“alzelo con que los instruye, '4 ta bondad “on que los socorre, á la paciencia con que los sufre? La inocencia de sus costumbres, su: mo- deracion', su desprendimiento, su aversion al fausto '4 la: vanagloria y á la avaricia, ¿ quién la explicará ? ¡Quántas veces. se enterneció, quántas derramó afectuosas lágrimas por las desgracias de los hombres! ¡Quántas veces. se fatigó”, quántas palabras'habló , quántos pasos dió , por reducir al aprisco de su Eterno Padre lasodescarriadas ovejas de Israél!>¡Qué noble sencillez. en sus modales!" Qué-dulce magestad en su*presencia! Modesto sin afectación , grave sin altaneria y discreto y reservado sin ficcion, afable! y: populir 'sin baxezas'ai lisongea los vi- ciosai ofeaderá los hombres: Artodos hace:bien; y todo lo hace bien: Ved ahbj amadosrehtistids nos mios, lo que 4 la? primera vista: del Eivan- gelio percibimos de Jesu-Christo. -. ula Si volvemiós 4 estudiar el1 Ev ngelio con un poco mas cuidado; ¡6 Diosoinmortal y qué fon- dobde santidad oran “insondable se ¡nos presental Ningun vicio hallamos, ningun: defecto ¿ningun primér“imóvimiento, ninguna de, aquellas peques ñas debilidades, de queno estubitron.ezóntos Temo I. Aa
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