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XVH aquellos tiempos, no hubieran fucha- do contra los Vigilancios , los Pelaz gianos , los Arrianos y los Priscilia- nistas', ¿quánto hubieran éundido en: tre ¡los fieles. las «pestiferas doctrinas de aquellos heresiarcas? Verdad es que no: estamos todos- dotados del gé: nio sublime', de la santidad 'emineñi te, y de la profunda sabiduría de aquellos grandes hombres : Dios rez parte los talentos ségan el órdeñ de su: adorable: voluntad y 4 unos dá cio Co ,4'Otros dos, y 4 otros uno 5 perá todos debemos aplicar nuestros bra= zos 'al trabajo 4>próporción ide lóg auxilios “que se nos: hayan súbininis trado. De lo contrario seriamos rez prensibles por nuestra ociosidad ;' y quedariamos «expuestos 4 una fó rm dable maldicion como aquella higuerg pomposa * y: sin frutos.,' de que nos habla el Evangelio, | E GU Confesando esta obligacion y. de Tomo L e
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