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178 o Sermoa VI, cion , tanta ¡conformidad en sus alegorías , tanta solidéz y perfeccion en su moral? Muchos libros serian menester para decir algo de aquellos sagra» dos apólogos tan freqiientes en la boca-de Jesti- Christo. Ya «veis: amados christianos mios, que no. tenemos tiempo para tan dilatadas discusio+ nes; presentad “solamente dos- á los .incredulos; la parábola del: hijo: Pródigo y «la del Samarita= no , y decidles, ¿siel emendimiento humano dió Jamás tales ideas del arrepentimiento de un mal hijo , dela! bondad y ternura de un buen. padre, y. de-la compasion y caridad: de un virtuoso pró- ximo ?¿Qué:expresiones tan enérgicas, qué afec» tos tan tiernos , qué emociones tan dulces $e ex- perimentan. en el alma quando se leen y consi- deran! Es menester vencer á los bronces en du- reza, para no amarla virtud: que 10s enseñan Pero lo quesdá 4 las:parábolas de Jesu-Christo un mérito superior ,' no solo, á:las que nos han dado los hombres , sino 4 quantas el entendi= miento humano puede imaginar, es el que ellas son 4 un:mismo tiempo teológicas, proféticas y mo- rales; y: que muy. freqientemente nos presentan baxo el mismo símbolo la imágen de los desig- nios de Dios sobre: los hombres , la de los suce= sos futuros: mas interesantes para la religion, y la de.nuestras propias obligaciones. Léanse , exá- minense, considerense!las parábolas de-lá viña, de la cena grande á que:convidó el Rey para las bodas de -su hijo, la del padre de familias que busca obreros y lós envia 4 trabajar; la de las vir» genes prudentes y las fátuas, y “otras muchas que

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