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OO DERE SEOs ADO 28: ie 30 ar a A OS cta A AA A ci A A A Paz Lar A ii tl AS 230 El P, Sevilla refiere sucedidos en este año de 1779 los dos hechos siguientes. Predicaba en Moron la novena que allí celebraban á la de- Sagrada como Imágen de Jesus Nazareno, y aunque siempre fué reci- bido y oido en aquella Villa con gran- de estimación y concepto de santidad, en aquella ocasion no fué llevada á bien su ida por algunos, y su predi cación era, aunque en lo oculto, cen surada sin embargí ), era votísima El concurso á sus sermones, igual al de partes, fué excesivo en cierta en ella ponderando aquellas palabras del Apóstol: « Pro Christo legatione fungimur »: de pronto se oyeron re todas noche conmoviose Beato (interrumpido C108 truenos; el auditorio, á quien el raba sosegar y con él asustose y pri Ju el discurso) rezaba el trisagio. Crugie- ron las nubes en términos, que como él mismo decía, creyó que el venía á plomo; templo y en él cayó un globo de fuego 6 centella, que discurriendo de una á otra parte lo llenó todo de humo y olor ingratísimo; pero sin ha cer el daño más leve á ninguno del concurso á quien el Beato alentaba diciendo: « Hijos, quietos, clamémos « 4 nuestro Padre Jesus, nada malo « os sucederá. » Al descender el fuego, desprendió de la clave por donde en tró una muy gruesa piedra que ya riando su natural recta direccion fué á caer en el rincon de una capilla donde nadie había. Desvaneciose la nube, pero no se desvanecerá jamas la idea en aquellos fieles, de que aque llo fué manifestar el cielo, 6 persua- dirles por este medio, que de él era la predicacion de aquel siervo de Dios. Lo. era efectivamente, pero no de los tiempos en que vivió Elias, y por eso, ni este fuego, ni el que salía por su boca predicando como depusieron ha ber visto los Padres del colegio de misioneros de Arcos, á nadie hacía vas ? ¿ Domine, quo vadis ? Respondióle su Ma- jestad: Voy de nuevo á ser crucificado : Herum vento cruerfigi. (Cabra, pag. 51 Fengo noticia de que el fatigado Misionero es- tando una noche en oraci Mm, fué favorecido y con- fortado en sus trabajos por el divino Jesus que se le apareció cargado de su pesada cruz; y lo creo piadosamente, sabiendo que este Apóstol nunca lo perdió de su vista en la calle de la a nargura, (Grazalema j 3 0) CAPÍTULO XX. daño. Era sí discípulo del mansísimo Jesus, por tanto su espíritu de lenidad Ó misericordia y conformes á. ella los argumentos que comprobaban su santidad 231. — Una tarde acabando la plá- tica de la novena de nta. Gertrudis que predicaba en una iglesia de S, Clemente, pasó á visitar á una coma- dre suya, que se hallaba muy grave- mente enferma. Luego qne le vió es forzando la voz le dijo: « Válgame Dios, « compadre, ¿por qué no pide V. P, « al Señor queme ponga buena ?» — «A « eso vengo, comadre, le respondió, « ahora vá Vm. á estar buena. » « ¡Ahora! » decia ella entre dudosa y admirada; « Ahora » repitió el B, Diego, y rezando un Evangelio teniendo la mano sobre su cabeza, se halló libre de su accidente, siendo varios los tes tigos, y entre ellos los facultativos que la asistían. CAPITULO XX, Misiones de Puerto Santa Marla y Estepa. (1780) $909 ur . — No fueron menores los tri unfos de nuestro Beato en la Ciudad de Puerto Santa María, donde llegó el 15 de Enero de 1780 siendo muy bien recibido por todos, y despues muy honrado por el General O” Reilli, como escribe el santo Misionero 1): « La noche del dia 15 llegamos con él favor de Dios á esta, sin haber ido á Jerez, porque los temporales de agua lo impidieron y así no los pobres ajusticiados. El dia 16 por la mañana fuimos á presentarnos al Se asistimos á ñor General; el que nos recibió con par- ticulares expresiones de afecto y con fianza: hablamos largamente varios puntos y quedamos de acuerdo en cuanto le propusimos sobre las fun- ciones de la Mision Dijele que esta era suya y su Excelencia el Misione- ro ete.; pedile me instruyese en los 5 bre 1) Carta de Puerto de Santa María. 21 Enc

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