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> t inclinado a 1O que en ella me « seribe, qe mi, V. me ) dice inspirado de Dios, , . manifestado los pro- rr MN $ VTA ll Ñ 74 CAPÍTULO XVIII $ á | 0 1 ta 6 mandato de V., ya há dias punza sin lastimar, y en toda ocasion ] 3 ' que mi corazon se siente deseoso é y circunstancias la veo inseparable de A ¿Ha E ! jue he inferido, que cuando V. all: sin haberle yo e Í sucede: ( b H lo piensa ó lo quiere, resulta por acá digios que motivaron Y acompañaron Al j aquello mismo. ¡ Ah! ¡ cuánta será mi mi VOCacioón. » (Véase el n. 8, etc.). — mE infelicidad si no sé agra l cer este b Y como $ 1 Director quería saber cuanto EEE : neficio! Dios premie á V. lo mucho le ocurría, le vuel a hablar del ciego | nd que en mi trabaja y haga no se pler de Baza, y le Fesponas: i il dan sus sudores. 212, « Del ciego de Baza, nada | E ¿ LES «Con esta última respiró esta más sí porque lo que le avise a Va | | o ulma lempre ruin, y para nada; suso lo entendí en el camino ya vini ndo- i E ] portunas doctrinas me dieron notable me, y despues nada he preguntado, VEDA luz para conocer mi obligacion y mi . ni sé qué ha sucedido. Enel mismo Al ñl miseria. Ojalá sepa acabar con camino supe de boca de un Sacerdote Ñ ra cumplir con aquella. Saltaba « haber recobrado oido una Señora muy Í $ Á ! Zon de gozo como en todas le pero llegando al anuncio que el a0n0 1 mediato darán principio mis trabajos y tribulaciones, fué tanta la abundan sorda con una cedulita de Nuestra Seño- le dieron. » ra que envié y 213. In otra carta respondien- que le hacía su do á las preguntas j cia de consolación y alegría que 1n Dire: tor acerca de su correspondencia EE terrumpló la leccion una avenida de epistolar, las inclinaciones y estado de ql q lágrimas, que aunque no muchas (siem su espíritu v su facilidad de predicar, il % pre e esto en mí muy escaso) fue- decía ; « 1: satisfacer por escrito á ron bastantes para hacerme no podía el corazon con consultan, €s tanto con uno de los puntos más graves y que suelo ¿ Seré yo tan dichoso que logre abruman mi espíritu, porque lo esta felicidad? No la merezco: V. me veo imposible y es el renglon lo dice, y yo lo conozco así, que no fuerte de mi ministerio. Mi conocer cuantos me escriben 6 nas más A y gravoso y i le acabo de proporcionarme para tanto manejo en esto es, no seguir corres- 119 bien, Lo deseo, pero no quito los im pondencia alguna, salvo con el 5Se- 1 N jedimentos, así temo que si Dios no ñor Cardenal el Patriarca, á quien 108 o hace todo, me quedaré siempre así; | aviso mi salida 6 vuelta de Mision, Alo lo.que sólo pensarlo me amarga infi pascuas y dias, Ó algun otro gra- ] nito, porque impido lo que quiere o vísimo inexcusable empeño. de algun 1 brar en mí. ¡ Qué saeta no es para mi llo. 6 Comunidad etc Tal vez al- h pl ñ corazon aquella repetida expresion | gun conocido, ó persona de mi obli- ] il ¡ que usa V. en sus cartas, que soy | gacion: pero muy de tarde en tarde, ¡ il ] llamado para Capuchino, Misionero y pues mi con dos hermanos la sigo, h | ) Santo! No la puedo leer sin que to lo el porque no tengo tiempo para ello. A interior, y aun las entrañas se conmue cartas de empeños para empleos, do- 4 van con dulces, pero extrañas fuerzas, tes, limosna, ete., es muy rara á la Í , : | 0 lla es un clavo, que á todas horas que respondo. A las de pedirme o- 4 raciones, curaciones, ete. cási á nin- me guna, A las de direccion unas más, o- se acostó con él en la cama, cu le el rost B tras ménos, conforme puedo, Ó me ñ con su manto, quizá para ocultar e uni: su 1 ¡ C ¡ siento inclinado. É y rg - Ñl con la del delincuent hablábale sum samente: aman ve : Jae m0) se e | y tales cosas le dijo. tales caricias y agasa'os le teando á alguna alma procuro no fal- > Ñ hizo, que á pocos minutos, dando un gran suspiro, tarle correo, sea como fnere, ó eon 13 il y sentándose en el lecho exclumñó en voces m cuanta frecuencia es posible ' claras : « Confesar, Padre mio, confesar, merezco 214.— « ¿ Cómo vive mi corazon y pl « la muerte temporal y la eterna, quiero salvarme, dónde mora ? me pregunta V. ¿ á qué $ c es 1 miserics d jos co io no J ' ll « mucha 1 184 eva le D nmigo, ni pro] ende ? qué querría si le llenase g3u ; « más despreciar » ¿Cuál ser la ad 0 , Ñ E a ' pm. y querer ? confieso que soy oscurísimo pa- ] ; alegría de ¡antos concurrian! Se confesó muy ; ' E y i ra entenderme, y más para explicarme. Ñ í despacio con el Beati ¡ue de él no s» separó has y : ¿ a q el último instante de su vida. que finali en el E le parece vivo en una prensa estrec 1 suplicio, pero con muchas señales de verdadera Sima, porque viendo mi obligacion y Conversion necesidad de ser todo de Dios, no lo

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