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A RA ii El mE uN By Sy Pob PS AA A e .. $. Ir se empeñaron en acompañarme dos in- i el Señor Arcediano de Ubeda y el Señor Abad de la Co li giata del salvador, y algun otro ecle siástico; por lo bamos, salía la gente, signes Sacerdotes, pueblos donde pasa hombres, mu jeres y niños, y aun los Sacerdotes, gritando y llorando porque nos detu vIésemos, put stos de rodilla pi lían la bendicion, ete. esto me compadecía tanto, que me hacía desfallecer. — ¡ baldada, y que sin ajena mano no podía dar En el camino vino una mujer un paso, v (Mé pue ae varios evangt lios que en un: ñana siguiente le d j( fué Dios servi noche y en la ma do que anduviese por sí sola, y se mantuviese en pié largo rato; esto lo ví, mas no hice caso, ni se alborataron las gentes; Dios sea alabad 197 « En este viaje tuve la fatal noticia, dada á mí por el P. Prepósito de San Felipe Neri de Málaga, que en aquella ciudad había muerto una por todi di mujer en los brazos de su galan, no habiendo querido aprovecharse de la Mision que Esta noticia lastimó tanto mi cora zon, que ansiaba por bajar al infier- no para.sacar de él aquella alma, si acaso estaba allí, como es acabo de hacer allí, creible. Se deshacían mis entrañas y no sé qué hacerme por el remedio de esta criatu- ra. ¡ Oh, Padre de mi alma, cuánto sien to ser el que soy en estas ocasiones! Quisiera ser un panto que con un trato íntimo pero léjos, sin mimos, etc (V. me entiende) lograse de mi Dios mis deseos en órden al hien de las al mas! ¡ Qué pequeño me parece todo el mundo! ¡ Qué ánsias de hacer Mision en el Infierno! en el Limbo de los niños! y aun en la Bienaventuranza! Locuras son, yo lo confieso, pero no puedo irme á la mano. Y si son de Dios estos sentimientos ¿ por qué no me deja cumplirlos? Jasan los ratos ensando estos desa ' ' ¡ Cuántas veces se me tinos (no los tengo por tales)! que no quiero morirme hasta el dia del juicio, que deje convertido á todo el mundo; que estando en el Cielo, (que por mis culpas no merezco) le diré á Dios: ¿ qué hago yo aquí parado ? dé jame, dame, Señor, licen ¿ Mision; y entónces anda todo el Limbo y el Infierno: y últimamente hacerla á los Santos del Cielo. » 70 CAPÍTULO XVII, CAPITULO XVIL Misiones de Guadix y Baza. (1779) 198. — Concluida la Mision de Gra. nada, salió el Beato para Guadix el dia 10 de Mayo de 1779. En la er- mita de S. Antonio donde hizo noche, una mujer baldada que sin ajena mano noO podís dar un paso ue maravillo- samente curada despues que el siervo de Dios aquella noche y la mañana É siguiente le dijo. varias veces los evan- gelios, e mo el mismo lo contó en el n. 196 (1). Durante este camiño gnandes fueron los aplausos de los pueblos, por donde pasaba el santo Misionero: V desde que entró en el obispado de Guadix, prevenidos por el Obispo, en cada pueblo salían á recibirlo el Cura, la Justicia y todos los habitantes con repique general de campanas. El 13 del mismo: mes empezó nuestro Beato sus tareas en Guadix: y fué- tanto el con- curso que se vió obligado á predicar en la plaza, oyéndolo lleno de reve- rente entusiasmo el Prelado que a- sistía inmediato á él en los balcones de la Ciudad. Pero dejemos hablar al siervo de Dios : (9) « Llegué á Guadix el 12; ya el lllmo. me esperaba en el Convento de los Rdos. Padres Agustinos Calzados: bajó hasta la escalera, y me recibió con de- mostraciones de singular devocion y afecto: empezé la tarea el dia 13, y la Sigo como V me previene afectuosa, dulce y eficaz; los afectos de contri- cion son ardientes y tiernos para el pueblo, que se deshace en lágrimas: especialmente los eclesiásticos, y so bre todo el limo. 1) Carta de Guadix, 16 Mayo 177 2) A es Ss 10 parecen 1 se estas 1s de Gra 1 Sal | Venerable Pad G ad Guadix puesto marcha con 18 Ss As de res 1 1 su stino l- la k nzaron rel la f S H ita S, Anton ] les situada 1 la izquierda y con d encia bas tar ' ) ' E 16 Señores n daría el aviso á tod 5 eblos d 1 % st ta Si Dios A Ñ 1 est a 1 1 3 ! s 5 ira recibir su bend ' le Afacar ciega y tull AA OA AER A li
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