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64 CAPÍTULO XVII 4 ! p la Monja tambien, pero en esta hubo siniestra estaba sembrado de trigo que 4 que pidiénd me Jj predicase, v no sa- aparecia muy Íresco, verde y frendoso, biendo qué, me ocurrió pa asunto el pero lóbrego con 10 atormentado del ' pri ve! a pa os tra JOS Interiores tiempo; esto ll gaba nasta 18 mul 1d HO | v exterio1 cue había de padecer del campo. En la otra mitad estaba ' Bt h en la Keligion ( apucbina, Cuyo Insti- vó mirand muy de cerca todo lo di- ' il hi tuto abrazaba; y así lo hice, con el cho, y en la parte en que estaba aun El | ñ tema: File, accedens ad servitutem Det, que 1 lo veía, ni podía figurarme | ul Y prepara animam tuam ad tentatio y curándolo) lo que hubiere 0n ella, ! il Y nem. Este pensamiento lo creí 1nmspl me parecía estar la tierra árida y | e pl ración, por el modo pegajoso con que muy seca y conio erial Y que uu a NIE lo advertí; y me confirmé en ello, esta parte ni á la otra que esta- 1 Hl li cuando algunos dias despues vino al ba á la mano siniestra del ro, Hega- ¡| confesonario a dar las Srucias y do- ba la lluvia que causaba la creciente | Al 1 | cirme había sido el sermon de lo que del rioy la frondosidad de lo sembrado, ¡ tenia en s$u interior, y del actual es no obstante que 10S nublados ocupa- añ Y tado de su espíritu y que conocía era ban todo el campo. Allí mismo como NA todo aquello, á lo que Dios la traía; lo estaba pensando, me persuadía que ] | ' Í yo no le había hablado antes, ni sa esto todo era una pintura del estado EM pl bía cosa alguna de su interior, ni de mi alma, en el hal uso de las y Bl F Camino, Esto, y no otr cosa aleuna clas, que como lluvia crecidísima, | 1 ' de las que yo sepa ó entienda. De sa ma este rio, enturbiando sus aguas ] A lud á enfermos sé que dicen mucho, el infinito número de miserias que la $ | ll 1 y yo lo Ignoro, sino aleun otro raro, mala tierra mia da de Sl, y la cima, ? mu que llega á mi noticia, que ni aun mi ingratitud € infidelidad; mas este $ fl | i puedo asegurarlo. » modo de pensar, ni otro que despues É MEE! 179. — Luego en la misma carta ¡ me sigue más, (y sólo.diré á V. á la vis j MU le refiere la siguiente vision: « An ta) no me hacía mucha fuerza en el in h ¿ | tier ya cerca «de anochecer, pa terior. Yo sacudía este fantasma Ó pen- Eb A! seándome por un dormitorio excusa samiento, pero se estaba quieto : por lo ño do, donde había una pintura de la pu que fuese se lo digo á V.; aunque i ] i rísima Concepcion de Nuestra señora, no creo debe hacerse alto sobre ello. » MUA revolviendo en mi interior las cosas Y en la misma carta como P. D. aña- 4 AU de la Mision y mi miseria, me llegué | de: « Lo que más me ocurre al pensa á el cuadro y arrimada á él la cabe- | miento de esto del campo, es ser esta Za me ofrecí á mi M. y Señora, ma- | Ciudad (de Granada), la lluvia, los au MN y ' nifestándole mi ruindad para esta | xilios de Dios; el rio, lo que diré á V. $ grande obra; y estando así se me cuando lo vea;el sembrado, las almas $ aii! ocurrió á la idea 6 propuso en la justas ; la tierra labrada, pero seca, los M p imaginacion Ó pensamiento (sin ver ¡ que se han conmovido con los terremo NN cosa alguna, ni perder la actual ri tos; el erial,el resto de gentes que com ' bh ¡ fexion y conocimiento, sino lo mismo ! ponen tanto como las otras dos par- i que ahora que escribo esta) un campo tes: pero no llega á ella el rio, GEN no muy extendido, rodeado de altas | como ni le da humedad 6 riego á las nl sierras con poca luz; porque estaba otras. Dios dé á V. luz, si hay algo n8 muy nublado y como lluvioso; por en esto. » Bl ! medio de él á lo largo venía como 180. — No ménos largamente ben- $ y encajonado un rio crecidísimo, por la dijo Dios la Mision que dió en Gra : Ñ mucha agua que de la lluvia había nada el mismo año por órden de los 4 b recojido, pero muy turbia y cenagosa, Superiores, conforme se lo había anun ] 4 Bl como cuando vienen riadas fuertes eto.: ciado á su Director en la carta arri l pl toda esta agua se despeñaba ó6 caía en ba copiada. Dejemos al Beato que nos ql una cima profundísima que había en explique el gozo y consuelo grandí qñ medio de aquel llano, y entendía llegaba | simos qué así el pueblo como las Au Ñ p hasta el infierno: á la derecha del rio tori lades, eclesiásticas y civiles, ex- " había cainpo (entendiendo estar labra- | perimentaron en esta ocasion, oyendo do, pero seca la tierra), pero nilo veía ¡ 6 este Varon prodigioso y viendo pal mi idea, ni lo que en él hubiese; á la pablemente como estaba con él la vir-

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