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60 CAPÍTULO XVI 104 D ' n 7 (- P earti 11m Señora de 1 3: ¡Naba y A ent sus pechos i cuva 101 odia lar á un ajo yo á 1 nuest: B. Diego había tenido en sus brazi vara bautizarle, j Iscribiole dicha Señora su deplorable situación, y conclula su carta arcien- do: al fin, ( ompadre, V. interésese con Dios para que me ponga buena: V.loha de hacer todo porque 4 mi me salud, mándele á la enfermedad que me deje fatla La fe para pedir á Dios mi y as Y 0 DAA... A cuva carta rd p n hó el Varon de Dios desde su Convento de en fecha 27 Noviembre de 1778 Recibí la de Y que me compadecido con $1 Casare diciendo: « a deja penoso « padece r; no es asunto de sermon lo « que me pide aunque Jo merez G pero 31 lo es de mejor Pa- buscar « drino, como en efecto lo he buscado « en nuestra Señora de la Paz... mas mandato, y obediencia sea la que « 81 consiste en mi «gu fe de Y. « requiera el porque CASO, y piden Sus ex ( presiones generosas, VO le mando en « cuanto me sea permitido se ponga « V. buena: cuidado que no es man- « dato de carta 6 de cumplimiento, y « sí de corazon y de verdad, si el e « fecto no corr decir sponde VOY a « quéjese V. á sí misma, 6 de sí pro « pia, pero diré mejor que Ja culpa « será mia: Reci- enferma, llena de confianza, quitose sin dilación to- no puedo mas... » bida esta carta por la dos los parches que tenía en las lla gas, dejándolas abiertas; al momen to desaparació el dolor yá los tres dias sin medicina alguna se las llagas. 168. — D. Juan ma aseguro tacto cerraron Antonio de Pal- pectore et in verbo sacerdotís lo siguiente: « En el año de 1778 hallándome indeciso é irreso luto sobre el estado que debía seguir, sentía inclinado desde mi tierna edad, que era el de eclesiás tiCO, estaba imposibilitado pues al que me por care - cer de capellanía ú otro beneficio co lativo, consulté sobre ello al P. Fr. Diego JOr carta que le dir y desde la villa de Illora á la ciudad de Má- laga, donde á la sazon se hallaba, con Francisco Mazuecos de aquella ve- cindad, quien me trajo la contestacion le dicho siervo dae Dios, en que me decia que sigui ra mi vocación, pues su D. Magestad que me quería para « su ministro, todo me lo proporcio- naría »: com fectivamente sucedió por 108 medios mas raros e 1¡n6 spe- raaos y CAPITULO XVI Segunda Mision de Málaga. (1718-1779 169. — no descansó nuestro Beato, ni Despues de tan AS frutos, se envaneció, sino que creciendo su celo al par de su humildad se dispusoá nuevos trabajos por Dios y por la sa- lud de las almas (1): Despues que es lo sucedido en Feija, comu- nicaba desde Málaga á su Director, vi- y prediqué pen la ile sia de ' ne q PP. Clérigos Menores) sin saber co- Purísima ceopcion más alto de lo que soy ca- entender, Dios á nor en el mio con mo un sermon de la Con- paz de concurriendo el pia dosísimo mirar por su ho evidente prodi gio de dármelo todo para que ala basen su nombre, y viesen su Obra las casi innumerables gentes que con currieron á oirle. Las resultas me ha cen temer se pegó á ello mi corazon con oculta soberbia, porque saliendo para Velez el siguiente dia, tuve allí un tropel de tentaciones, que sobre derribar mi brutal elacion, ron en la mayor congoja, y no sé sí ruma. Creo me asistía el Se torpisimas me pusit ñor, mas como esto es por entonces tan oscuro, temo sr en also le ofendí. FAO e Sal para Velez ; donde pre- iqué « la Novena de ánimas en tono Mision y fué locura el alboroto de la Ciudad y de los lugaritos ó método de cercanos que se apresuraron á traer enfermos, ciegos, baldados etc. á que los curase. Pero yo, siempre yo, me- tido en mi cieno, sólo acertaba á a- frentarme de no poder hacer aquellos milagros; llegué á términos que fué ne- cesario vimesen cuatro soldados la últi ma tarde etc. Acabé allí; llegué á esta, (1) Carta de Málaga, 29 Dic. 1778,

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