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MISION DE debiendo con ella deci te me ele, asegurándome quiere mi Dios y Señor valerse de esta su vilí- : eecce ego. mit sima criatura para los altos fines de destruir los errores del presente siglo, y renovar el espiritu del Cristianismo; € ¡sa que tanto ansia mi corazon. Aquí fué el no poder seguir por sen- tirse el alma como en Otra esfers tinta: aquí el tirarme á tierra y al Señor Sacramentado el eece ego dis ete., orando por” mucho tiempo á la fuerza de los varios y singulares afec tos de generosidad, inflamacion, agra- 10n etc. que me decimiento, humilla ¡ daban sus palabras de V. para que hi ciese: aquí el juzgarme el más feliz de los hombre, el más obligado á Dios, el más diseno de su desprecio y a- bandono: aquí finalmente el descon- solarme al ver la pequeñez del mun- do, y como sentir no hubiese otrds que conquistar y ganar para mi Dios tan bueno y para mí tan liberal. 150. — « Se deshacía y como que re ventaba mi corazon porque llegase este dia; pero gozosísimo en la misma dila cion, y solo amargo por mis culpas que no me dejan proporcionarme para tanta obra. Oh P. de mi corazon, ¿es posible que á mí Dios me tiene para un fin tan alto ? ¿seré yo tan dichoso, P. de mi alma, que logre dar-en tierra con el mundo, y hacer que triunfe el humilde Crucificado y su santa Cruz? ¿Llegará dia en que este monstruo de maldad ame á su Dios y consiga le ame:todo el mundo? que ha de restablecerse la fé, reformarse el cristianismo, recobrar su libertad y privilegios la Santa Igle sia, aminorarse las culpas, reinar el Evangelio, cerrarse las puertas del abismo, y entrar los que ahora son enemigos de Dios, á poseer su gloria despues de haberle amado; y que non ertl ejJus poputus, (qui eum nena turus est Todo esto que con una se d insaciable lo desea mi corazon, ¿es ver- dad, P. mio que ha de verlo « umplido este su ruin, vilísimo y miserabilísimo hijo de V.? ¿seré yo t nm dichoso que así lo vea cumplido, y despues dé mi vida, y derrame mi sangre por mi Dios y por mi prójimo etc. ? Confieso á V. que en esto no son mis ideas (6 pensamientos tan ruines y mecánicos, como mis obras ; tocan en una línea que yó no alcanzo. CÓRDOBA 50 151. — « Ultimamente cuando leí su lce expresion'en que me > mi corazon, Fray Diego animándome á tan grande empre- sa, y que para ella no tema, dejé la carta sobre la tarima del altar y á vo- Ces, sin acertar a sujetarme, repetia lle- no de lágrimas: P. de mi alma, P. de mi alma; allí pedí á nuestro Señor hi ciese que V. viese cual estaba y cual me habla puesto con su carta: porque vo no acertaría á decirselo. Permíta- me Y ss. Padre de n11 alma, le diga, que V.'es el alma de su hijo, la vida de su corazon y el aliento de su espíritu: 81 VIVO, $8] deseo, Ss] deo llego 4 ser, todo se lo debo á V., Padre de mi al alma y de mi corazon, Si en esto mortifico á V., perdónemelo por el a: mor de Dios; el alma es la que ha bla, no yo: V. no lo extrañe: el estar poco acostumbrado á estos favores del cielo, de afectos, movimientos, elo, y ménos ejercitado en reprimirlos, hace se exprese en estos (términos, y á la verdad ¿quién podrá contenerse al ver no sólo descubiertos, sino tam bien asegurados y mandados los deseos escondidos y reservados del corazon? 51 yerro, corrijame V. como P.; pero sI no, permita V, estas parvuleces al que-con sus palabras hace V. gi gante.... 152. « Soy yo el malo, y que entre innumerables miserias, me hace ver Dios lo que soy: estoy tal, P. mi amadísimo, que es horror, léjos de Dios, olvidado de Dios; y ¿que sé yo si a- horrecido de Dios? enfadoso, desa- brido, quejumbroso, distraido, sober bio, y en el mmundísimo cieno de pésimas representaciones 6 imagina- ciones que parece llevan tras sí toda el alma ; la oracion no es mucha, y algunos dias es ménos por no cerrar la puerta de la caridad de estos Se nOores Eclesiásticos de casa, que por divertirme vienen á leerme un. rato o a que hablemos alguna COsu, Per mitame v, por conelusion que pues LO Como debo il us pres, le dé las gracias por haber condeseendido á mi humilde súplica en el modo de tratar- me; y le pido no me niegue jamas es- te consuelo, ni el de su santa direc- cion. » 153. — Vuelto 4 Málaga, escribió : | « De mis cosas, Padre mio, sólo digo PP l . hi
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