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CAP. XUL — HORROR V. (nunca lo olvido), y con sólo me abandonaba n de Dios. De v Clero resultó me Tores por Examinador sinodal « esto las disposiciones Mision Cabildo nombrasen lo le a pue 1 obispado, cuyo título hube de admitir 1 esta al Ss 5 por disposicion superior, despues de haber suplicado á los Señores: no me lo diesen Lo segundo, que es el des tierro temido, ó la suspension en pri di hubo de nacer, no del Señor Gobernador, que siendo como es un señor timorato, celoso y religi ISO, y á quien debí especiales favores, le es ese modo de pensar, a Si pa lo 'uvo impropio en vista de Ciudad -lo pensaron en él dije la culpa de un Senador en permitir la profana- Otros que sermon que diqué al la K apetecioron; 21 cion de los dias festivos por los tea tros ymmo y mM tocar puntos semejantes, con erandisimo arder y vehemencia, nada resultó, bendito Dios, el la mentarse el Señor Gobernador le hu público Mm tanta fuerza : le satisfice, y quedó sosegado y en favor mio. En variedad Sucesos, y los que se le agregaban, el ¡ afligido, y casi sin aliento, por el miedo de S1 habría errado, separándome del que- rer de Dios; para entónces le clama- ba me diera luz, pues sólo quería el hacer su ssña voluntad. Los aplausos de LOFoSs, € li 1S ete O OTPOS Sino sólo hiese hablado en e de esta estaba interior amargo, entre estas espinas, no sé si llegaban al corazon, creo los miraba con rece lo y con horror, ó cuando más los frecía á Dios compl wiéndome en un modo imperceptible en tener que ofre cerle aquella bagatela. Concluyo esta historia con decir que hasta en el mismo Convento nuestro eran los a plausos tan desmedidos, que súbditos y prelados, y en todos era un exceso su trato y su modo Dios tenga mi- sericordia de mí, P. mio P, mio ¿ que cosas son estas? ¿ó qué es esto? ¿es toasí, cuando está el corazon lleno de cieno, de culpas y miserias? ¿esto asi, y el interior más perdido que Sodo ma, más lagado que Job- v más en- fermo que el paralítico de la piscina ? ¿que es esto, P, es? Vene OS Juicios del Señor, pero temo en sus | de ello esto, mio, que PO permisiones, si resultará mi ruina. » DEL PRELACÍA CAPITULO XILL B. Á TODA Horror del Beato á tuda Prelacía. 1414) Ma que al B. Diego causaba la sola idea de ser prelado No puede ponderarse el temor óÓ tener dienidades ú o la Orden. Nómbranle Maestro nOVICIOS, y su humildad se alarma 3 fAcios en de tal modo que no halla descanso has L libre de tal ca La del Siervo de Dios sobre esté particular 1 verse 1S Cartas son admirables, y prueban que este te- mor era un medio de que el Señor se servía para que la mision apostólica del Beato no sufriese detrimento. Dicen así (1 ( Despues de llegar a este conven to me hallé con carta de mis Prelados superiores en que se me avisaba es taba nombrado para Maestro de No vicios, y luego inmediatamente escribí renunciando, .. Vea vV. simi amor pro plo me oculta mis pecados, si creyen- do yo que sólo me leva la gloria de Dios y el bien de las almas, es lo contrario; á mí me parece que si en el dia me mandasen no predicar, ni tra tar con las gentes, ete que sin vio lencia alguna obedecería; y aun habrá unos dos ó tres dias, que sentí inte riormente una grande serenidad y tran quilidad que me mclinaba no ¡ recibir pena esta determinacion, si la Prelados; yo nada quigro ha- xp mi propio dictámen, 11: « ln punto de admitir Pre lací 18, nada dig JH V.. pues ereo las CoO- motivo de mi eterna y así nada puedo sine huir Apénas hay instante en v, sus santas doctrin 1S, Sedo! sólo A sin toma estignarme, sí tambien sen los Cl por nocerá Como yo, perdicion de ell 15 que no esté e para acordarme de ya para pedir al su salud, vida y aciertos: es- Padre de mi alma, no se olvide de mí, y pues mM JOr to lo had y haré siempre, V., conoce mejor que yo mi suma necesi dad; 1 inclinar la piedad de Dios á perd me. » 114. lsta su renuncia á toda prela- cía y cargo en la Orden, aunque respe 10 Omila 4 le me tuosa y sumisa en su fondo y forma, fué tan pronta, y con tanto encareci- miento, que á primera vista parecía (1) Carta de Málaga 22 Julio 1777