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CAP. XI. — DISCÍPULO Y más que hombre el Orador, y resuelve dentro de sí mismo abjurar sus errores y hacerse del g£remi de nuestra Ca tólica creencia: lo trat: olsP.-Fr. ciones y la dilacion que pedía este na Diego, y este por sus o socio, lo remite «a personas de si a tisfaccion, sabias y doctas, para que lo instruyan, y todo se verificó con auto ridad del Santo Tribunal de la Fi desj rendiéndose de las ODras y escri tos del Voltaire y de otros como él para el fuego, que fué una de las más sintió por la aficion que ¡ hoy es uno de cosas que tenia a las letras: tantos cris tianos que dan ejemplo en Sevilla, y entre dias, por otras cosas abomina las con la desenvoltura é indece que en ellas se pres mtan las cómicas Es piadoso y hace muchas limosnas. Y se puede discurrir que este ha movil para que en Málaga y Cádiz los sido el protestantes se hagan acercado tanto al P. Fr. Diego para conferenciar con él privadamente y 0irle en predicacion dogmática, principales de entre ellos que los trata por palabra en la presencia y por es- erito en la j 105. — « Predicóel sermon de Pasion en la Catedral en de un modo tan maravilloso y eficaz que conmovió al Arzobispo, Cabildo y pue blo á lágrimas, viendo como de bulto los dolores y aflicciones del alma y cuerpo de Nuestro Redentor, con que Dios los y ofrecía á su eterno Padr: had y salvacion de los homl elLñc.. por ser uno de los más ausencia, esta Cuaresma amor COtmno hombre pa ¡ "a por la sa tod nacidos y por nacer en todo el mundo, sin exclusion de ge íMS. A) 7 res IS “ación ni Nacion. » CAPITULO XIL Discípulo y Maestro. Mision en Cádiz. (1777) 106. — En los capítulos décimo y undécimo hemos visto el aprecio y concepto singular que del Beato Diego tenía su piadoso Director. Mu cho mayor fué el filial cariño y admi rable humildad con que nuestro Beato trató siempre á sus Padres espiritua- MAESTRO. MISION EN CÁDIZ. 11 lo pruel les, como á más de lo que diremos os eapítulos, la signien te carta, qu no podemos dejar de co har íntegra Dice asi: « JJ: M.-.J nulla, 19 de Abril de 1777. — simo Padre y venerado Abue- l > en el Señor. El nos dé su gracia para 1 le sirvamos. Con el ' ' mavor aprecio recibi la de Vi. y sólo Dios puede ser el que premie á mi Pa ' que ] dre lo que con este el más infeliz de los hombres hace Sus palabras de V., Pa dre ue m1 alma, me antinan, me renue van, me vivifican, ¿qué más? me re sucitan, pero he dicho me dan una nueva vida, que ni yo sé entenderlo, niménos explicarlo. Por amor de Dios, Padre mio, que no se desazone ni fati cue Y por esto, Dios lo hace y quiere sea V. el instrumento; déjelo VW. que obre y ayúdele en lo que pueda, ¿Mas de qué sirve para mí toda esa fuerza y eficacia, si el fruto no se logra ? V. se esmera, V. se cansa, V. trabaja, V, se fatiga en labrar una tierra mala y perniciosa, que por re cibir frecuentemente la lluvia de divi: nas mfluencias y no producir otro feu to que yerbas y espinas, parece se ve en ella el reproba est et maledicto cláu prorima Yo confieso que cada sula y aun expresion de su carta me hace sentir los efectos dichos, y que sus mandatos, conjuros, preceptos y conminaciones, léjos de fatigarme, ni abrumarme, esfuerzan, dilatan y dan algó más de muecno valor a mi corazon, para lo que expresan; no es esto cuando ellas son las que alijerándome todo el me causan, producen en mí los efectos de por en obsequio del Señor. Mas con todo yo peso que mis pa 310N0s ansiar hacer cosas grandes me quedo el Mismo; porque mi salgo de mi cieno, ni hallo el medio, ni mé- de hacerlo. Co- volverme á Dios nos tengo voluntad nozco que necesito y mudar de me falta la vo- luntad, y la para ello; quisiera desearlo, y no hallo este y ida, nas sobra repugnancia deseo, sólo el desearlo no me repug- na, lo demas me es violentísimo y fastidioso; y ademas no puedo, pues no hallo quererlo, ni hacerlo: Padra mio, el justum est, qu cum potuit noluit, amittal posse cum velit, de San Agustin, justo se ve- rifica en mí á la letra. ¿qué haré me parecs como
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