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id iii io e ar e (0 are Ptc 5 APM AD a h o ¡ E o A SS Aa etc a 298 CAPÍTULO Vil. 65. — « Desde esta Mision empecé á hacerme cargo de algunas cria turas, siendo la primera la M Zayasá medios muy rar dIrigir quien por JS para ella parece trajo el Señor á mi Cargo, mayor confusion mia. De Ronda para te para aquí pasé á ner allí la ( laresma, y en este tiempo fué el tomar por Di- rector al P, Fernandez. 66. — « Por entónces sucedió lo que no sé sí he dicho á V. en otra. y fué que una dirigida de su Merced me lla- mó un dia, y me dijo había entendido me destinaba el Señor para la refor- macion de estado e lesiástic ),- espe- cialmente el secular: oila con aleun espacio y r tirándome á un cuarto re- tirado, puesto de rodillas, y con algu na pusilanimidad dije: Señor, aquí me tienes para cuanto quieras hacer de mí ; pero si es verdad lo que mí? Tu sabes que letras, m1 S1 predico a los sabios lo que acabo de oir, ¿qué será de soy un virtud : no se, y me ignorante; no t Meo pon mn convenceran y no un argumento, me sabré que 1 d r. Apénas había dicho en mi rior estas y S$pon inte expresiones, cuando se ocurrió al pensamiento con bastante fuerza: yo dabo oobís os el sapientiam cui non poterunt resistere omnes adoersaril vestri. Dejome hu millado, lleno de confianza, y con el mayor esfuerzo para seguir lo que se semejantes me ordenaba, aunque diese la vida en la demanda, Noté asimismo en aquel instante que el contradice “re que falta en el texto dieho, porque la contradiecion la habria, mas no la resistencia á la Divina palabra. Dios sea bendito por tanto como eonfunde mi miseria, 67. — « Volví el verano á Málaga por algunas cosas que quedaron pendientes, no me se decía y acaeció que estando una mañana con- pero cosas admirables. Concluido, acuden á feli citarle, se inca de rodillas y pide perdon 4 aquel respetable cabildo. .. pues no sabe lo que ha di cho y predicado, que está pronto á desdecirse y retractarse. El Sr, Dean se inca asimismo derodi- llas, y abrazándole le dijo +. Todos estamos ad mirados de lo jue V, P. ha dicho. » Se pueden a- ñadir otros muchos casos, que predicando por o bediencia se le notó esta m sma sobrenatural cien- cia con que estuvo adornado y enriquecido el P, Fr. Diego de Cádiz. por lo que solia decir con mucha gracia : « De este modo predicara tambien un jumento ó un instrumento inanimado,» (MS, A.) fesando á unas hijas en el convento de Sta. Clara, llovió tan coplosamente y por tanto tiempo que no me d :JÓ sa- lir de allí; empeñáronse en que me quedase á comer en una grada, y des- última- era la una del dia y de muchas resistencias mente viendo que seguía el temporal, vine en pues que- darme. Estando ya en la mesa, extrema eficacia diese por la salud de una jóven, que estaba muy de peligro : era esta una de las que tenían alborotado el Convento y aun la Ciudad econ la solicitud de anular su profesion : pre- guntábanme con teson impertinente qué sería; y de pronto sentí un movi- miento en el corazon que aun me hi- ZO no poder comer lo que tenía de- lante: volvime á que insta- ban, y les r 29Spon lí: digale V. á la en- ferma que $! DIDIPÁ ; me pre Religiosa en con “argaron las me hac» lo que yo le diga me instaron á más diciendo lo que Respondí : como haga le venga al pensa- fundado yo en que el conocimiento de su deseo de Quedose en se alborotaron, y que me a »] IP4Se había de hacer lo primero que miento, sanará: lo primero seria yerro, y dánd Jo. de no hac dio; to que la enferma se ag 1VÓ, y me lama: entré en la clausura, y le dije lo propio, con otras e conducta, y ranzas de su reduccion. En á voces anuló cuanto dicho, ratificó su salvarse enmen- esto, y en que no tuviese reme- lo creía y al otro dia me avisan de pron- sas sobre su me salí con cortas aquel dia había necho y profesion, hizo su acciones muy edi- espe- desapropio, y Otras ficantes para la Ciudad: se con su antiguo Director como morir, y despues de haberse do más, cuando no se confesó para agrava- creía escapase, logró perfecta salud, y con ella al po- co tiempo volvió á lo pasado.. » 68. — Caminando de Ronda á Málaga el año de 1773, hizo parada en la posa- da de la Villa del Burgo á tres leguas de Ronda. Vivía en aquel pueblo un buen sacerdote, pero enfermo y vado de muchos males, que se le con- sideraba baldado 6 paralítico, llevando su. mal con gran paciencia. Corrió la voz de la llegada del Beato Cádiz, y bien entrada la noche hizo que su familia le llevase á que le di- jese un Evangelio, pues sentía en su gra- como

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