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il O 368 gentes que se encaminaban al Vatica- no, y al llegar al provisorio puente de hierro formaban los coches en dos y tres filas, que no terminaban hasta la inmensa plaza de la Basílica. Den- tro del templo, las tribunas colocadas debajo de la cúpula y en la nave de la cubecera de la Iglesia, se hallaban ocupadas con una hora de anticipa cion Llegado el momento señalado, el insigne abildo Vaticano, y «los Emi nentis1moOs Purpurados que componen la S. €, de Ritos, con los Prelados y los Consultores de da misma $. .C. que les habían precedido, ocuparon sus res pectivos puestos. A un lado de: ltar de la Cátedra, colocóse el Capítulo de San Pedro presidido por el Kmño. Car denal Rampolla, Arcipreste de la Ba silica, y en el otro todos los. Carde nales y Prelados que constituyen la S. Congregación de Ritos. 1214, ln logar distinguido presen- ciaban el acto todos los Prelados espa- ñoles venidos á Roma con la peregrina cion, con otros Arzobispos y Obispos. lin las tribunas y bancos distinguidos había numerosas comisiones de los Ca- bildos y Corporaciones eclesiásticas y seculares de las Dióceses «de Cádiz, Sevilla y Málaga, venidas expresamen- te para este acto. El Cuerpo diplomá tico acreditado ante la Santa Sede O cupaba una tribuna especial, y otra estaba reservada á los Superiores Ge nerales de la Orden, y Padres principa les de la misma, teniendo el consuelo de estar muy cerca del Altar de la Cátedra los tres PP. Provinciales de España PP. Joaquin María de Llevane ras (de Castilla), Javier de Arenys (de Aragon) y José María de Monovar (de Poledo), con el P. Calasanz de Lle vaneras entónces Visitador General de las Provincias españolas. Las demas tribunas las ocupuban el patriciado ro mano y distinguidas familias, entre las cuales contaban grandes de España, títulos de Castilla, académi cos, senadores, diputados y capitalis tas. Los peregrinos iban llenando la nave mayor, y cuando:comenzó la ce remonia el templo cobijaba debajo de sus bóvedas inmensas más de cuaren- ta mil personas, 1215. — Eran las diez aproximada- mente cuando salió de la sacristía la procesion, dirigiéndose por el cen- CAPÍTULO LXXXVIH tro del templo al altar del Beato. pre- cedida de la cruz Vaticana, tras la cual iban- los oficiantes de la Misa, que con toda la pompa del Ceremo- nial Romano celebró Monseñor Julio Lenti, Patriarca de Constantinopla V Vicegerente de Roma, asistido por pre- lados eanónigos de la Basílica. Pre- vias las debidas formalidades dió prin cipio á la funcion la lectura por Mon señor Silvestri del decreto pontificio, en el cual se hacen notar los r: más culminantes de la vida del B. Die go José de Cádiz, y se da una sucinta ISLOS noticia de la causa, con frases enco miásticas de las virtudes y singulares méritos del Beato. — Dicho decreto es como sigue: LEON XIN PARA PERPEÉTI A MEMORIA. TA eterna Sabiduría del Padre cuan- J do en mayor peligro ve á su Igle- Y sia por la creciente audacia de los 7 impíos, entónces especialmente sus cita santos varones, que, brillando en singular pureza de costumbres no mé- nos que eximia doctrina, con esfuerzo sostengan la religion y con Sumo de- nuedo la defiendan. Y así aconteció en el pasado siglo, para que miéntras hombres perversos conspiran por tras tornar el derecho divino y humano, piadosísimos varones al contrario, con palabras; con escritos y sobre todo con su ejemplo instaurasen en Cristo la sociedad, y divinamente inspirados mostrasen que sólo en la fe católica tiene asiento la verdad y la salud de todos. Entre estos vemos manifiesto que resplandeció el Venerable Siervo de Dios Diezo José de Cádiz, lustre y ornamento de la Franciscana Familia de los Capuchinos, que con justo y merecido título se alegra hoy, junta- mente con la nobilísima nacion espa ñola, en los celestes honores decreta- dos á este insigne hijo suyo. Nació en Cádiz, antiquísima y flore- ciente ciudad de España, en el año de la Natividad del Señor 1743, habién- dole sido puestos, al ser purificado por el agua santa, los excelentes nombres de José y Francisco. Tuvo por padres á José López Caamaño Tejeiro Ulloa de Balcelar y 4 María Garci-Pérez, los cuales, ilustres no sólo por lo esclare-

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