BCCPAM000543-1-10000000000000
AAA AN NA 362 CAPÍTULO LXX xvii en tantos y diferentes lugares le cal- | limosna para los gastos de su beati fica: mase los dolores y le obtuviese el sueño y la salud. Esta invocación fué tan eficaz, que poco despues se quedó dormido, y mejorar su pierna, que en efecto fué desde entónces comenzó á curándose hasta que se le cerraron enteramente las llagas. (Prcc. p. 432). 1192, — Otro testigo dice que á prin- cipios de Enero de 1862, 4 causa de ha- berse extendido la enfermedad de escar- latina, conocida con el nombre de colo- rín, que atacaba indistintamente niños y adultos causando no pocas víctimas, y de cuya enfermedad se hallaban en convalecencia los tres niños que en tónces tenía, fué misma enfermedad su mujer de un: modo tan violento que fué agravándose y le al carizó hasta el pecho, no permitiéndole ni inclinarse ni poner la cabeza en postura alguna, sin poder dormir ni poco ni mucho, no pudiendo tener otra postura que la de estar sentada en la presa de la cama con las piernas puestas horizon talmente, y en este estado permaneció por trece dias contínuos, al cabo de los cuales y á continuacion de algunos asaltos violentos causados por su en- fermedad, fueron muy tarde algunos médicos para su asistencia, los cuales en la última con- despues llamados sulta opinaron desfavorablemente sobre el estado de la enferma. La misma noche ó sea aquella del dia en que se cumplía el trigésimo, á las doce de la misma, encontrándose la enferma por extremo abatida, llamó al testigo, le tomó la mano, le pidió perdon enco- mendúndole sus hijos y se despidió creyendo fuese llegada la última hora IEntónces el testigo le dirigió las pa labras de consuelo que en aquellos momentos pudo articular, y le dijo: « Tranquilízate, que voy ád traerte un médico el cual te curara., » Fué á su g£a- binete y tomando una imágen antigua del Venerable Fr. Diego José de Cá- diz ¿n articulo mortis, que poseía. ha cía algunos años, se acercó á la ha- bitacion de la enferma y mostrándole el cuadro con la imágen le dijo: Aquí tienes el médico que te ha de curar, por la Dios; enco miéndate á él, pidele su int-reesion, ten fe y descansa como he hecho yo, que he prometido de publicar el mit- lagro sí lo hace, y contribuiré con una misericordia de ecton de la que se está tratando Y puesto el cuadro en un clavo que es. taba al lado de la cama, dirigiéndose á la enferma añadió: Ahora que tie nes una buena compañía, duerme. Todo quedó en silencio, media horá despues dormía tranquilamente y por espacio de tres horas continuó su sueño. Al amanecer del dia siguiente queria le vantarse, mas no se le permitió hasta tanto que viniesen los médicos. Habiendo venido estos. que fueron D. Domingo Garda y Villarroya y D. Jacinto Fer- nandez, y mejora- miento, tan extraordinario de la en- había ocur- tenido la hecho Si rprendid: ¡ss del ferma. se les dijo lo qu rido y el deseo que había misma de levantarse, como de se levantó de la cama permaneciendo sentada en un sillon más de cuatro horas. Desde entónces comenzó su rá pida mejoría comiendo, durmiendo per- fectamente, y continuando la cura in dicada por los médicos : cuyos medi camentos no dud% el. declarante que habrán contribuido al restablecimiento total de su salud, mas tanto ellos co mo su mujer están en la firme per- suasion que por la intercesion del Ve- nerable había recobrado la salud, como todavía se lo dicta su conciencia, ha- entónces e hácia el imploran biendo aumentado. desde afecto, respeto y confianza Venerable cuya en todas sus adversidades, y en prueba de este afecto, habiendo la mujer que- dado embarazada despues de tres años de su enfermedad, prometieron los es- proteccion posos de ponerle al que naciese, si fuese varon el nombre de Diego José, se le admi- Bau- como se verificó cuando niswó el santo Sacramento del tismo. (Pro. p. 432) 1193. -—. Uno de los dos que la S, Sede examinó y aprobó para la beatificación de nuestro santo Mi- sionero fué el de la instantánea cura cion de Sor Adelaida Quiroz de Herre- ra. Terfemos la relacion auténtica de la milagros misma religiosa que dice así: — « Re- lacion de mi enfermedad Y restableet- miento repentino por la interceston del V. P. Fr. Diego José de Cádiz. Me ericontraba en la Corte de Madrid á la edad de 23 años en el Noviciado de las Hijas de la Caridad pasando el tiempo de novicia, en el mes de TFe-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz