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CAPÍT. vl. — MISION presencia del testigo declaró jurídicamente. (Proc. p- que lo 118) CAPITULO VI. Mision de Ceuta. Admirable aparicion de S. lidefonso. mr 17 10) 59. Vuelto á su retiro seguía en él entregado con más fervor á suestudio y meditación, hacía algunas salidas á los lugares inmediatos, dilatándose 1as ta los de Casares y S. Roque: ya ha- ciendo de Misionero dig imoslo así, ya de limosnero de corderos y otras especies, á que Je destinaron varias veces sus Prelados. ejercicio lo hacía el Beato con mucho gusto; y ciertamente que algunos si al como los pastoreaba y buenos prados inferían lo ¡ rural, ste ver conducía á haría despues en bien de las almas de sus proj!mos, no se equivocaban en su pro- nóstico, P or este tiempo informado de las cualidades de nuevo Pastor el Ilmo. Sr. D. Antonio Solano Obispo de Ceuta, eseribió á sus Prelados este )1- diéndoles se lo enviasen, para que dio: se 4 Sus Ovejas el saludable pasto de la divina palabra, Accedieron estos, man dando al Beato que aunque le acompa ñasen dos religiosos, entendiese que el encargado principalmente de la predi pedía aquel Ilmo, Obispo, y era indispensable complacerle. Esta causó en el B Diego cación sería él, porque así lo inesperada noticia dos efectos bien contrarios pero igualmente vehementes y activos. Ardía ya en su corazon el deseo da la salvacion de sus prójimos, anhelaba por cooperar á ella de cuan LOS modos pudiese, y con el fin de ha cerlo algun dia por la predicación, se había dedicado tan de firme al estudio de las Sagradas Escrituras y Santos Padres, presentía Provi- dencia de Dios lo destinaba á ello, y así sintió con el citado órden muy gran- de consolación su espíritu. Pero la hu- mildad bien cimentada en él y enroscada en su seno se desenvolvió pues que la como y con tales coloridos le representó su ignorancia y le abultó su indignidad, con tal viveza le recordó sus faltas, 3 DE CEUTA, su ninguna virtud, que turbado y ami lanado, ni sabía que hacer, ni que res- ponder al Superior, 60 E teresado por una pi de los pecadores como podría estarlo Moises en libertad de herma- nos, y abismado cual el en cuántas lá- n este contraste de afectos, in wte en la conversion r la sus Mismo su propio conocimiento, con grimas diría al Señor; « ¿ Quís sum ego ut vadam?» « ¡ Quien soy yo, mi Dios, para 1 á libertar de las culpas á tan «tos esclavos de Satanas ? Destinad, €e en « vuestra Iglesia llenos de los dones que « ñor, á otro de tantos como tenels « á mí me faltan.» Para de su parte dis- recibirlos. y consulta ponerse da de su director hizo diez dias de fervo con redo- y O en mayor de ] de ella oraban dos religiosos de aquella Comunidad. Serían como las tres de la mañana, cuando sintieron una extraor rosísimos ejercicios espirituales, blando en ellos sus penitencias : una madrugada capilla varios sitios raciones, Estaba un de la aquella iglesia, y PIncol en dinaria conmecion óÓ 1mpetuoso viento notan do que la conmoción seguía, quisieron que les asustó sobremanera, y huir creyendo fuese terremoto, pero se libertad y como pegadas las rodillas al suelo: sintieron sin para hacerlo se postraron en él consentidos en que arrumaba. A lesia la 19 se poco rato todo se serenó, pero no su admiracion ; esta creció al oir hablar dos personas en la dicha capilla, que les parecía ha ber visto iluminada como de un relám- pago, aplican su oido y claramente distinguen la voz del B. Diexo, á quien habían en aquel sitio, mas nada pudieron enten- der de lo que ciertamente hablaba con Otro. Vuelto todo en silencio, en ól se observado anteriormente retiraron los religiosos, que encontrán dose al dejar la iglesia empezaron á preguntarse mutuamente ha bían sentido, y convinieron sin la menor duda, que el B, Cádiz había tenido algu. na revelacion, y cuánto y se comprometieron á observar silencio hasta el tiempo opor- tuno. Sin embargo como el huracan y la conmoción que causó fueron tan extra- ordinarios, y lo sintieron muchos, á po- cos dias, habiendo ya salido el Beato para Ceuta, se empezó á hablar entre los religiosos y aun entre los segla- res del caso, y todos ansiaban por $a-