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Oi 356 CAP. LXXXVI. — OTROS ELOGIOS no puedo decir más por mi situacion actual. Me recomiendo en las oraci nes de V. P. R. y pido á nuestro Se ñor guarde su vida muchos años. Su afectísimo se cisco Gonza 1167. El mismo R. P. Gonzalez escribe á-otro sugeto y le dice; « En nro capellan — 1 ez. las temporadas que estuve con el Pa- dre le, hallé siempre una varon per fecto, un hombre de Dios, un Capu chino pobre. y pobrísimo, de un cora 20 lleno de humild: 1d y mans dumbre y un seguidor de mi Padre San Fran- cisco. Publicaba que era un hombre carnal, que nada entendía de espíritu; pero no era así. Lo oí con admira- cion hablar de los caminos del espí- ritu con el acierto y tino que en todo, produciendo lo más escogido que traen los Teólogos Místicos. Como era ver daderamente humilde, á pesar del gran caudal de ciencia que ra adquirido con su gran tialento en todo, en la ora toria sagrada, era tanta la Ñ 'SsConfianza y miedo que tenía cuando habla de pre- dicar, que te 'mblaba de pies ú cabeza en términos, quesso brecogido de susto salía de sí aun más que pudiera su- cederle cuando predicó el primer ser- mon. Su constancia y firmeza era ad- mirable, resistiendo con el mayor valor v teson los conatlos del mundo y de sus seguidores, hablando y escribiendo con la libertad propia de su ministe- MO, pero con una moderacion y Tres peto á quien se debe, igualmente par tieular, Vivía del todo negado á su voluntad... tuyo muchos y muy profun dos conocimientos en la Oracion, aun que ora menester mucho arie para rastrearlos, por su destreza en callar y ocultarlos hasta de los que le tra- tabaáan con más confianza. Estando en Carmona conmigo, un Sacerdote secu lar que nos acompañaba, muy ejemplar, entrando .en el coro una madrugada, halló en él al P. Cádiz, elevados' los ojos, y taú transportadoy 0 de sus sentidos, que aunque habló, hizo ruido ete. no lo sintió. » 1168. — El R. P. Guardian del Real Convento de San Froilan de la ciudad de Leon, Fr. Manuel de Santo Tomas Perez de la Vega y Cascallana, Jubi lado, de Púlpito y ex-Lector de Teo logía, escribe á Fr. Angel de Leon Religioso de nuestro Convento de Se- Í villa, y le dice así en carta 25 de A- bril del año de 1801: « Aunque no con las eircunstancias individuales que me participas, ya se sabia por esta ciudad el fallecimiento del Ve- nerable Padre Fr, Di go de Cádiz, co- mo de la de un hombre de los más insignes por-su virtud y predicacion. Muchos, muchos Padres como Cádiz hucen falta en estos infelices tiempos, que con su ejemplo, predicación y ce- lo promoviesen la. virtud para aplacar la divina just cia e inclinar su mIise- ' ( ricordia a nuestro favor, cuando es- tamos viendo varios amagos de su indignación, Ó por mejor, varios avisos de su misericordia; pero no por esto Aquí no se borrará la memoria de la predica- cion y ejemplos del Padre Cádiz, a- creditada con varios prodigios y mi- se reforman las costumbres... lagros, con la imposicion de sus ma- nos y santos evangelios y cedulitas, que repartió entre las personas piado- sas, aunque el principal milagro era su predicacion, que á sus ecos y doc trinas no hubo corazon que resis- tIiese. » 1169. — Un Sacerdote frances resi- dente en Mallorca, que viviendo en España oyó muchas veces al Beato, sabedor de su muerte escribía al P. Guardian de nuestro convento de Se- villa entre otras cosas lo siguiente: « Grande sentimiento he tenido en sa ber la muerte del Venerable Padre NA Diego José de Cádiz: verdadera- mente que perdiéndole, los Sacerdotes hemos perdido el modelo de las accio- nes que hemos de tener, y los Reli giosos el de las virtudes que han de observar; los pueblos un Evangelio vivo, un dique fortísimo que contenía los íimpetus de la ira de Dios; y las virtudes de todos un estímulo el más eficaz y poderoso; los ignorantes el más acomodado sabio maestro, los doctos y todos un libro abierto y. 4- nimado donde leer la voluntad de Dios. Su Iglesia ha perdido una de sus más firmes columnas, y el reino de E spaí a un sol que pongas y abrasaba á los más CIegos ' helados : Qué n= compre msibles so n los J le los del Ne ñor! cue ado. más necesitábamos de la prel nos lo ar a fia voltuntas tua, Domine. Tuve la dicha de ser en jon de este hombre apostólic O,
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