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OTROS cadores escribía al P. Guardian de nues- tro convento de Sevilla, por Abril de 1801, lo siguiente: — « Muy señor mio, de toda mi veneracií mucho de mi amabil Padre Cádiz cuya muerte en parte me tiene en el fatal estado de salud que e- mn yo puedo decir simo termano y stoy, y por eso ahora puedo decir poco NV. P. cialmente constiti son las virtudes, le respondo, que siem me pregunta de lo que esen la santidad, que pre se las vi practicar, no en ei modo comun, sino el más heróico, tanto las Í teologales, como las morales ; debien- do decir que en las muchas y largus temporadas que estuve con el Padre, que comí con él, que ! camine con el ete., siempre le hallé el mismo; y es de advertir que particularmente en los principios observaba con prolijidad sus acciones, ya para aprender, ya para ver si podía fondear su interior, ya p: ra alabar á Dios. De todo este cuida do salí bien con lo que toqué por la confianza que me franqueó de su in LeSstIo( terior, y de que es abonado la correspondencia epistolar coni nuada que conservo cono un pri C10SO Lesoro, la que duró hasta el fin; pues dos dias ántes de su preciosa muerte, rec bí la pidiendome un dictámen Pero así última suya ¡Qué humildad tan heróica ! hacía en todo Ya estaba muy acha Coso yv no se dispensaba de sus alisti- nencias, rigores y disciplinas, pol lo que le reprendí en muchas ocasiones Observé que en los caminos Inpre ponía los pies en lo peor; su habita cion de noche era el eoro, como l observé en mi convento de Carmona donde In la humildad externa, | y en la interna, mucho: más. Todos a ei en Su juicio. uc certaban mén dió varias vel de miedo y susto tomarme la mano entre sollozos decirme: ¡ay herman digame V. P. qué he d hablar, nad: Yo le respondía nredique esto, ] este tema. w lo des 1p 1ba ] sombro de todos. En. la fortaleza q es don del ] spíritu Santo lo hal extremo grande, resist ! i a versidad V al mal con magnan!im dad y entereza de espíritu que Í dudars a -D ly Gt f yan S veces test estuvimos trece Óó catorce dias. Y que Vinos, o=* ELOGIOS 000 ) que yo por su bondad leía ántes de remitirlo á su destino. De esto hubié- “amos tenido un robustísimo testimonio, si la muerte no nos lo hubiera arreba tado tan pronto, pues estaba trabajando una obra en que vindicaba á la Sta. l- olesia, á su visible respetable cabeza, sí mismo, y en todas las santas doc- '0 son trinas de Dios, per incormapren sibles sus jucios. En todas las virtudes v dones fué lo mismo. Si hablamos de no le vi hacer milagros, respondo que ninguno, pero el haci rlos no es cuali dad que esté en el alma, segun doctrina Angélico Doctor, n constituye la santidad aunque de mi tampoco la com prueba, y es indispensable ahora para la beatificación y canonización de los gratis data » Santos. ls uma gracia que se mira como electo de la fe, y se ordena para su confirmacion; y siendo así, digo que hizo muchos milagros, y tantos cuantos sermones predicó y cuan tas conversaciones hizo. De mi Angé lico Doctor dijo el Pontífice Juan XAXII que lo canonizó año de 1323, que hizo cuanliós artículos Os eribió en su portentosa Suma, y que su doctrina tuvo más de infusa que de adquirida. Y el Pontífice Leon X año de 1514 mandó solemnizarse pública mente la fiesta de S. Bruno el 6 de Octubre por haber comunicado Á sus hijos el silencio y espíritu de retiro, soledad, humildad que resplandeció en el Patriarca, cuyos efectos miró có mo milagros pará canonizarlo Cuando se encendió la epidemia en el año an igió, tuvo dos $, que yo, porque me lo suplicó, se los expliqui para aquie manifestaban lo que 1 inteligen visto cum plida con su muerte. Otros tuvo en la mision de Málaga y Granada; en que se le descubrió cuanto allí, y en otras muchas parti e verificó; y de algu ' tuve yo noticia aun ant que el 'ad i por una per ona de an virtud 3 tad con Dios á quien d o. Esto q digo bien é- que es ida, pues es en | Ide decir más, cuan d ) iede referirse todo. Sin embar ys i y preguntar en esta ciudad ¿ D. Fra co de Reina, que trató al Padr ! vu ' LOLras pen 1s de carácter, pues yo en el dia