BCCPAM000543-1-10000000000000

ULTIMA ENFERMEDAD Y MUERTE DEL B. DIEGO 341 plica Notando el religioso que le asis- tía ciertos estremecimientos, y Cre vendo ser síntomas de su cercana muerte, « ¿ qué siente V. P. de nuevo? » le dijo; 4 qué sin dilación respondió: «esto es, hijo, miedo á la muerte. » — «aj Pues que la teme Y. P.? » le re- plicó : y el enfermo € ntestó angustia do: « pues ¿qué no he de temer pre le” Dios tan « mal dispuesto ly No” es menos dig no de observarse, para nuestra edifi « sentarnio al Pribunal ae cacion, añade el P. Hardales. lo que en esta ocasion dijo á un Eclesiástico de respeto del Pueblo: Siento grande dolor en el pecho, pida V. á Dios me dé eor 1 di d': he deseado esta hor mas / sido, 1 que a $0 y en sta disposteron 2 clar perdo á Dios á tuidos 1118 A estos temores se sigui ron consuelos inefables, como lo de- mi 1ba el semblante alegre del feliz m und En confirmacion de lo cual tras imos las siguientes declaracio Di ( se leen en procesos - di beatificacion: En la hora de la muerte con la mayor ternur: 1 fianza, hasta dejar enternecidos y pre odos los corazones, abrazando tiernamente. el santo Crucifijo protería aquellas tiernas palabras: ¡Oh dulce Je sus O, LLEN sabes tú que 1/0 te amo ! Proc. 386). En la última hora de su la conservó un semblante y un ánimo m sereno, pacífico y ale ju onsolaba á cuantos le mi j i td En la hora d la muerte con la mavor ternura, amabilidad y confianza, capaz de enternecer y en- ca | los corazones, abrazan- a ¡amen! el Crucifijo prolería aquellas tiernas palabras: / (0) ulce Ji é f abe tu que 1/0 te )! Pro j [1 Podos aquello qu I u lecho le 1erO1 egre content y eseoso Y 18 el Señor ron ples qu 3 débile lazs mortales, para yd subir al seno de Dios de donde había salido, y vivir eternamen te con ( objeto de sus esperan- is. [Pro 198 — Finalmen un autor contemporáneo, ntre otro cel tiales favores recibidos por el B. Die- ). refiere los siguientes: € Fué visto en el confesonario bajo la forma de un Ang rel y bajo la figura del mismo Cristo, y por último sé de seis reve- laciones contestes y ciertas cuanto puede alcanzar la verdad humana, de las cuales resulta que nuestro Vene- 'a le Pp, | Diego José de Cádiz entre ó su espíritu en manos de nuestro Señor Jesucristo á presencia de su Madre Santísima y de mis gloriosos Patriarcas Sto Domingo y S. Fran cisco, los que dirigiéndose con él hácia empireo, las soberanas regiones del en el mismo instante lo colocaron en el coro de los Santos. Apóstoles. » tema, p. (3) tener una noticia e- xacta de las circunstancias de la muer- te del B. Diego, conviene leer integro el siguiente documento oficial. Dice así: « Don Juan M.* Perez, Cura propio vw único de Sta. María de la Encarna- cion de esta ciudad de Ronda, Presi- dente de su Cabildo ete. En virtud de recado que en rej resentación de Y, S. me dió Dn. Miguel Sanchez de Leon, Escribanode su Ilustre Ayuntamiento, á fin de que deponga lo que Ocurrió en la última enfermedad que padeció el M. R. P. Fr. Diego José de Cádiz, Religioso Capuchino, hasta su falleci miento como testigo por haberlo a sistido hasta su última hora ; por lo tanto certifico en la forma que sea bastante y juro ¿n verbo sacerdotis, que habhien lo pasado A la causa donde habitaba el referido Padre, le hallé enfermo en cama, quien con la mayor eficacia me pidió le llevase á su divina Majestad, sin duda porque co nocía la gravedad de su mal, Le con- solé asegurándole quedaba á mi Ccul- dado el hacerlo, y aunque manifestó fuese con el secre Lo po ID01e porque el ; ! pu no se incomodase, por el efecto di su nucna 1mildad 1120 En la tarde del dia 23 le administré los Ito sacramentos de la Fucaristía y >la. Uncl MM, habiendo salido su divina Majestad en público con la decencia que se acostumbra. (1) ) kl - ida r tro A- 3 ” j ) ' siásticos st n el ' l Í 1lleros Maestrautes se 1 sugetos particulares de listin t 1ce8) pre idos de las mú- r lg k Maestranza, se le administró el sagrado Viát ¡e recibió el Padre con tal entereza, devos n. afectos y lágrimas que ningu- no pudo contener las suyas mi dejar de entirse