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HONORES Y DISTINCIONES 1112. — Aquel coge abundantes frutos de su predicación que la pre para con la simiente de las obras buenas, porque la autoridad del sermon es inútil uando no va conforme eon los hechos del que predica. S. Grego rio lo dice en sus Morales, y en el prospecto de las obras del P. Cádiz se estampa que primero se predicaba á4 sí mismo y Obraba lo más santo, para que su predicación obrase en los fieles la santidad y en los pecadóres la enmienda y reforma de sus costum bres, así como lo quería 5. Gregorio, de cuyas máximas y doctrinas jamas se separó el V; Pp. | rá Diego de Cádiz teniendo su voluntad muy distante para admitir distinciones que de nada decía le aprovechaban, y lo mismo por amor á la altísima y sánta pobreza no ad mitió el más mínimo premio ó paga ni alivio en la tierra por sus predica- ciones y tareas apostólicas, á imita cion de los Santos Apóstoles del Se ñor á quienes se propuso imitar é imitó por santas y divinas inspiracio- nes y llamamiento que tuvo. ( MS. A 1113. — Si á alguno le pareciese extraño que el humilde y santo Mi- sionero hubiese aceptado tantos ho nores, Oiga lo que responde el P. Se villa: Admitió Fr. Diego honores, es verdad, y cuales no se lee en nuestras historias se hayan hechu iguales á otro Misionero, aun reducidos á los térm nos de lo cierto, que algunos mal 11 formados "han extendido, y por esta asercion debe quedar lesa la fama del difunto y la nuestra en esta parte. Los admitió, ¿pero acaso podrá esto probar contra su profunda humildad ? Qué necios hace á algunos la emu lación! ¡ cuánto ciegan los rayos del Sol Cuando la vista no está sana ! Señores, ¿ cuándo se convenza al ánti- guo José de vano y altanero porque per: 1te ser vestido stola byssina; áÁ Daniel de altivo, porque juvante Rege indutus est purpura; á Mardoqueo de soberbio, porgue no rehusa recibir de la mano de Aman, oestibys regis. el diadema super caput SUUIn 1 En decla- rándose que obstó á la humildad de nuestro Santo Patriarca «este dicho con que aquietó la especie de escán- dalo que manifestaban sus hijos al ver que permitía que le recibiesen en Í ' 9 tre palmas y vivas en muchas ciuda- CONCEDIDAS AL B. DIEGO 339 des de Italia: « Aun no me hacen los honores que me deben hacer. » ¿ Qué contradijo á la del gran Borja previ- niese á sus compañeros digan « que era el Duque de Gandia », para que en las Iglesias le preparasen los más suntuosos ornamentos para celebrar la santa Misa?¿ Qué se opusiese á la de S. Francisco Javier la magnífica pompa y vestidos brillantes en que ostentando un lujo verdaderamente asiático se presentó 4 uno de los Reyes del Japon ? Cuando ú estos y ú OTros muchos que admitieron honor de las naciónes y ahora se los rinde la lelesia en los altares, se declaren por soberbios y altivos, entónces po dreis, emuladores de la virtud, argúlr contra la humildad de Fr, Diego por que recibe las Mucetas y Borlas, por que admite las Canonglas y Dignidades, porque se sienta y vota cum senato- ribus terrae en los Ayuntamientos y otros Cuerpos de honor: ínterin que se verifica este imposible, estarémos y debemos estar en favor de la hu mildad profunda de Fr, Diego, que con muda pero eficaz . voz nos dice aun, non quaero gloriam MCaMs.. est que quaeral, el DOS judicet, y de que en medio de cuantas le proporcionó en el mundo, dió tan heróicas prue bas del abatimiento de su espíritu. (Sevilla, p. 102). CAPITULO LXXXIHI Ultima enfermedad y preciosa muerte del B. Diego. 1114. — Los incesantes trabajos y contínuos achiaques de nuestro B. Die- go acortaron notablemente su vida. Sis hermanos y amigos le exhortaban 'A2NSO; pero el Siervo de Dios les respondía con mucha gracia; ¡ Descansti en muriéndome ! ¡ verán como tiendo la pierna [Y ya vimos dijo en otra Ocasion ; Me dicen que no haya tanto — por que pel dere la vida, — mas sí la llevo perdida, — eon el no hacer ¿ qué adelanto ? 1115. — Es cierto que los dias de su última enfermedad fueron brevísi- mos, pero podemos decir que fueron el complemento necesario de un estado AT e A A ne

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