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332 allí sabía de memoria los cuatro Evangelios, y casi Epístolas de S. Pablo. Solicitó y de estar todas las con- siguió los célebres expositores Alapide y Calmet ; ras, hacía leía noches ente- muchas apuntaciones ellos, y los hizo tan cieron despues 1). nuestro Bolonia, Charmes y Cocaleo; las obras de $5. Ligorio, Antoine, Natal, y otros de allí en ellos de suyos como cono- versados en los más este estudio Las obras de de igual mérito, cuando salió las sabía, como suele decirse, á la perfeccion. Ansiaba por las de Sta. leresa de Jesus y de S. Juan de la Cruz: del convento de Gausin, y se á ellas con tal abinco, se las proporcionó un Religioso dedicó que á los sels meses se las devolvió quedando dueño de profundidades “que encierran, como lo comprueban sus escritos as las eóticos y podían asegurar cuantos sugetos dirigió en la vida espiritual 1085. — Cuando regresó al convento de Ubrique de la primera cuaresma que predicó, pudo llevar con Pomas de Vi lanueva, de S, Antonino y- 5. Antonio, de S. Buenaventura, S. Bernardino, 5S. ernardo y otros PP. modernos, las del B. Juan de Avila, y Pueute, sacadas de otros conventos con órden y licencia de adquirió las de á conocer die 10 sigo las obras de Sto con Prelados, jelarmino, y estudió, sus despues bien dió como - las cuando es cierto que discursos enteros de a quellos Doctores, en especial de 5. Ber- nardino y 5. Bernardo, á llamaba « Oyeron no pócas veces, quienes sus apasionados », se le sin que est) pueda hacer contra su mucha litera tura, pues que en los mismos Padres se halla así ejecutado. La leccion de log mejores predicadores nuestros de los siglos XV y XVI: las retóricas (1) Jamas se vió en nuestros dias otro hom- bre que hablara como él !, ¡Qué profundidad en las Escrituras ! ¡Qué versacion y familiaridad con todos los Padres de la Iglesia y con todos los Escritores antiguos y modernos ! ¡ Qué vastedad de la doc- vosotros, sabios conocimientos y qué órden en ellos hacia trina de la fe! Pero hablo con oyentes, y acaso no me atrevería á decirlo en otro auditorio: hablo con vosotros que visteis era el el archivo de la Ley, y su Profe- (Gra- pecho del Venerable P. espírita un resúmen ó ramillete de los tas, Apóstoles, Padres, Ioctores y Sabios. ralema, p. 50). CAPÍTULO LXXXI de los PP. Bayocense y Granada, las leyó con e=mero y aprovechamiento, y 1OS Sermones del celebre Masillon, los aprendi y quast ad tilteram p, 1086. — Lo que no sería fácil decir, es cómo y cuándo aprendió el derecho canónico, el civil, el militar, la liturgía é historia de España y Hclesiástica, y cuanto puede decirse constituye el hom. bre literato extenso y profundo (1), pues hasta de las leyes municipales, orde- nanzas y acuerdos de los cabildos e- eclesiásticos y seculares, dió repetidas pruebas de haberse hecho dueño. Si que Dios ayuda y de inteligencia al que gloria busca en el estudio y oracion su luz y su ingtruccion, nos veríamos no supiésemos da todo para su embarazados- en señalar de dónde vino al B. Diego la ciencia universal que manifestó en todos estos ramos; bien consta :10N y estudio despues de aquellos primeros casi cuando que su lec anos siempre fué corriendo, porque sus viajes y predicación contínua no le permitían hacerlo con quietud y reposo: | reputado « lo 1al es, decía el cano- el P. Cádiz en la ¡ « nista Sr. Cevallos « claridad e Mi que Tres lelve, y en la « copia y solidez de las razones v au (1) ¡Qué erudición tan vasta en las Actas y € nones de todos l s Concilios! ¡ Qu impuesto en todas las decisiones y decretos Pontificios, en los Anales Eclesiásticos y en los libros de los Con- troversistas más famosos |! Omito sus grandes co- nocimientos en la Historia profana, que como enseña S. Agustin en los libros de doctrina cristiana no debe ignorar un Teólogo perfecto : no hablo de los que tuvo en la política civil, pericia militar, del perfectamente instruido: la Biblia, par leyes reino, sones, en que estuvo pragmáticas san e que estaba escrita en su memoria, pet con que oportunidad citaba los lugares más escondidos de aquellos sa grados libros! ¡con qué claridad sabía distinguir todos sus sentidos! ¡con qué acierto con iliaba todos sus antilogias, netrab oscuro y p. 11). — Le pueda haber aclaraba lo Martinez 1 Sus arcanos! pa- rece imposible al testigo el que discursos tan perfectos como aquellos que hacía el P; Fr, nes y Diego, con una infin dad de divisio subdivisiones, sin dejar jamas de tocar nada, reuniéndolo todo en los epilogos y en los ac- tos de contricion, Ademas de esto el conocimiento que demostraba tener de toda la santa Escritura así como tambien de los Expositores y de los Pa- dres de la Iglesia, y la dulzura que se observaba eu Sus Sermones, hacia ver que nada de esto y mucho ménos el cónjanto de 4 | ¿ | tural. (Proe. pag, 117). lo podía ser na-
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