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318 CAPÍTULO suadir mis oyentes ? ¿No era la misma palabra de Dios aq sl lla, con que pre- del ma VO predicar dicando á los otros, me primero á mí mismo? $S tanto fruto en los otros, y en mí ninguno ? Oh! sé la causa. Yo entretuve la palabra de Dios en el entendimiento, y los otros han hecho que baje al corazon. Yo la apliqué toda á los otros,y ellos la han aplicado sólo á sí mismos. » De este modo el P. Cádiz se humillaba, y era humilde delante de Dios y de los hombres, 1015. — « que debía fruto que hacía en las almas con sus sermones : respondía: « Pero este fruto ¿le hice yO ? No por cierto. En el fruto de las almas no tengo parte en alguna, porque todo lo ha hecho Dios. Yo he hecho en el púlpito aquello que hace un representante en el tablado de una comedia, O por mejor decir un papagallo en la jaula: he hablado, y por cuanto es de mi parte no he he Sí pues ¿ CÓ- mo esta ha hecho que ya Muchos decían al P. ( consolarse con el ádiz grande cosa cho otra más. Cómo, puedo atribuirme el fruto en que no ha concurrido cosa alguna de mi par to? ¡Oh! permita creyese el haber las fatigas de COsau pues, Dios que cuando conseguido aloeu mérito por mi predica cion, no oiga que me dice el Juez E-= terno: Recipisti bona in vita tua. Yo temo que todas mis fatigas están más que pagadas en las ras que he las referir 4 Dios, las he apropiado á mí mismo. Yo no he' puesto de mi parte en mis sermones otra cosa, sino una fatiga natural, y tenido tambien en recompensa una natural merced y paga en los elogios y me han hecho todas las gentes. Lo que á mi puede sernie de mérito por mi predicacion, Do es otra cosa, que una recta intencion santo célo. Mas ¡ ay intenciones mias, cuán impuras habeis sido! + Oh celo mio, cuán corrupto has procedido lle vado de malas pasiones! 1016. — « Cuando por alabanzas y hon recibido, y que debiéndo- aplausos que animada de un ventura yo debiese tener algun mérito por el fruto que se ha hecho en las almas con mi predicación, yo estoy eso, que será en mí mucho más grande el demérito por el fruto. que no se ha hecho por culpa mia cierio con todo ¡Cuántas almas LXX!X demas de las convertidas se habrian eeryed en carrera de salvacion si yO hubiera hecho más oracion, si hubiese snido más humildad, si hubiese como debía más ejemplar ! de fruto será mente se me de Dios. 1017. — « Si yo me aflicción sería la mia al verme en el infierno y á tantos de mis oyentes en la gloria! ¡ Cuánto me burlarían y es demoni JS por sido Esta falta un cargo que justísima- imputará en el tribunal condenase, : qué carnecerían los tado á d salud y ¡por haber yo cerrado el tantos y tantos, y mí mismo ! 1018. — « En el empleo de la predi cación siento algun placer, y haber los otros el camino de guido! infierno á haberle abierto á vo ense ! no haberle yo se esto mi smo me hace dudar si vo me busco á mí mismo. Mas para aclarar esta duda debo examinar mi corazon, y cuando yo proceda indiferente á ser empleado 6 no en la predicación, indiferente á predicar tanto en un lugar como en 0- tro, donde quera que me puede desti- nar la obediencia, no debe me escrúpulo ningun sienta, porque es imposible estar al fuego y no calentarse. Debo r todo á Dios y purificar el placer y el gusto. 1019, — « Eligió nuestro por sus Apóstole s gente ¡di La, y al juicio humano impropia pata la sal- vación del mundo, esto fué para darnos á entender, cerde letras pará ejercitarse en la salud y de las almas, sino para que ICASIONAr- placer que yo 1 'Ferirlo Jesucr "sto señor no que no se necesite care- ] todos los talentos naturales 6 adquiridos se re conozcan poco necesarios á los desig nios de Dios: y no se debe atribuir ni á la naturaleza ni al arte el fruto que proviene de la palabra de Dios 1020. « Eligió el Señor en Apó stoles, aquellos cuyo ministerio era de escadores. Los pescador s cuando han de echar las redes, no atienden al calor ni al frio, ni á la nieve, ni á la lluvia, ni al viento; y yo debo aprender en esto, que el ejercicio de la predicación no es para delicados, (Por esto al PA diz no le embarazaban sus Mi siones y predicaci iones ni los ardores del verano, ni los frios del invierno, las lluvias, las nieves, las escarchas, ni los soles, por todo arrastraba para para
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