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CAPÍÑLXXVI. PENIPEN esta” parteja se nN tó* más particu larménte, prédican lo en Córdoba en los años tristes de la revolucion di Francia. Fué tanto lo que habló « aquell: s sermones del derecho de so beranía de los Reves, tah bueno y n profundo lo que dijo sobre la obliga cion del vasallo de respetar, « bedecer servir y defender su Pi Icipe y s sde rechos de tal modo explicó y afianzó el nento dé fidelidad + sn trono y persona, que cuántos hombre a bios é€é mstrul los en esta materia lo oían, estaban pasmados; y un de los letrados de Ciudad, no muy fácil á pro a muchos de «Ñ lean | O ten Sl 1 más reputacion edes aquí un Fraile pO se haría d Fiscal de S. M. » Penitencia y atienda á nle j el las ITULO LXXA Cualquiera que vi ar ue Ma ar elo 100 en t Se1 mortificacion. solamente la natural debilida PpO humano vV á la en xion al P, Ha penite durísim IS una carne. cor Mes, juzeará casi 11 ICIAS, las auster 10 al mortificaciones, con q y £ Venerabl Pa ¡ de Cádiz 1 no reflexiona racer] lec | lO re nandece ¡a mano Omni Dio pu ' sostenia a nu rilidad. De iman ' Li del Señor declaró dura gue ] l MiCmnbros pue ¡ama desd resolvió á segur las huella e rad MM le 1 Mnes, qué ñ 1n daueno de Í aun para la e Imstado l del |! ¡ue eu Imniura mou IA Y MORTIFICACIÓN yy Y para que mirase con alención las her mosas vistas del Tajo de Ronda, por ya puen isaba ¿frecuentementeo, ros] ndió Vas ' so $ su rua U Y el MM N ) 8 ) sa uen Or par P Cielo. La len rMmecon el silencio, la boca con la al Sunencia, se AabSuIivo n0 ólo de j labras OCIOSsda s uo aquel is que la naturaleza permite para auliviarse de aleuna opresión, como sucede al en fermo cuando dic ai 31n0 que ha cia escrupuio de las paltabPas que ha blaría de más en sus 'mones Me sí; ice en una de sus cartas tU ndo de este pu Mo, - tremezro Ss pre 1 a (ad sonten- ela Í , Red y D) f a pa Juicio. Y ií aleuna vez le parecia ha- ber faltado en esto > imponía una parte ' mortificación, trayendo en la boca la amarga pepita de Cova d mgya Yi4. Kn su comida era muy raro, y le pa , it poca penten 1 p ra su gl gante espíritu la abstinencia qué por su Regla y Constituciones profesan los Capuchinos. No se contentaba con avunar las Cuaresmas y muchos dias ' i i Ñ ObDUIgados, mo en el año á que por precept>) estan l6 4 esta us regaba otras varias hasta completar las nue- ve Cuaresmas llamadas de nuestro Padre San Francisco, porque el banto as inventó y observó, con la cual p actica son muy pocos los dias que al año quedan libres de ayuno, y O licitó varias veces de sus Prelados y Direct hacerlos y lo pan, le mmbres, o irula Comía muy pocas veces carne, vino nunca lo bebía, y : » para toma! parvedad por las mana nas, que consistía en: una. jicara de chocolate, intervino. un mandato “ex ss ' meso de Super! Ni bebía el agua aue necesitaba para ¡pagar la ed V notaron sus compauero que cuando cammaba nunca dijo tener ed, aunque fuese en el rigor del estío, y Si estos cuidaban de dársela, la admitía con humildad y laba las gracia Pode- mos decir con verdad, cun su gran de abstinencia, que siempre € taba con hambre y ed 935 Caminaba en un día de mu cho y excesivo calor con 31 compa

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