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REGLAS te vision que copiamos literalmente de un grave” documento: « En los primeros años de su profesion religio sa, era molestado su pensamiento, de cuál de las Refor Menores era tu in s seando saber de frailes los la perfecta, más agradable y la más querida de N. S. P. S. Francis que se le manifestó una moche e suenos, cuando ménos lo esperaba y deseaba. Se le representó á su vista y entendimiento un elevado monte y en su cumbre á N.P. S lrancisco po bre y humilde en el traje y trato, pú lido, flaco y de naturaleza ó comple- l xion delicada, y á «sus alrededores muchos frailes de su Orden. inte pola- dos € indistintos de todas las Ref mas que hay en el dia de Observantes Claustrales, y por el mo modo á del Santo Patriarca, y de las faldas del monte por las in- mediatas vegas y llanuras; otros eran Descalzos y ( apuchinos ña monte repartidos del mis más 0 ménos distancia lo mismo fuera separados del monte del mismo modo de todas las Reformas, aunque estos eran muy pocos respecto de los mu- cho ( cupaban el monte y faldas orbicularmente. 11. — « De US que sus todo se le dió la inte ligencia siguiente: Los más inmedia tos al Santo Patriarca eran los que más lo imitaban en la observancia de la seráfica y | evangélica Regla; los que algo separados, no tanto; y los demas separados por el monte eran los que sólo se contentaban con la vida comun, y los que estaban fuera de las faldas del monte por los llanos y vegas inmediatas sin perder de yis- ta se alejaban más y lo perdían de vis relajados. Y en toflas había frailes de todas las Re por lo que no se le dió á enten der cuál de ellas era la más perfecta mi la de N. P. S, Francisco. Y sí se le dió á entender que los más queridos y perfe al monte eran los tibios ; los que ta, los estas clases formas . la más quer tos eran los que guar daban con más pureza su Regla y Cons tituciones, fuesen de la Reforma fuesen ; y que en cuanto que al cuerpo de las tienen igual graduacion en la estimación de N. Pp, S Francisco como recibidas en el gre mio de la Santa Iglesia y aprobadas por los Sumos Pontífices, Reformas, todas y cada una Ó MÁXIMAS 19 Tambien se le dió 4 < A en tender al P. Diego que la variedad de hábitos y colores de unas reformas n tras, pa signo de mas Ó ménos perfeccion, pero sí era alta provideneia de Dios para que entre sí se conociesen, y los fieles los distin o h y pudiesen sin confusion so rr S mM IS 18, Cuando todas y cada Subsisten sin rentas y vi ven puramente de la mendicidad y limosnas de los fieles merecida por.su trabajo como eoadiutores de los” Se nores Obispos, Párrocos y demas Pre lados y Superiores eclesiásticos jun tamente con el culto divino que dan á Dios en las divinas alabanzas y horas canónicas, en el coro nocturno y diurno, misas comuniones y. ora ciones, e emplos, ayunos y penitencias, estudios, predicaciones peregrinacio- nes y confesiones ete Así lo entendía el-P. Diego de Cádiz y así lo expli- caba en pláticas y las conferencias privadas con sus hermanos. » MS. A.) CAPITULO V, Primicias de su maravilloso celo, (1766-1772) tro héroe Pero por ahora dejemos á nues que nOs di l lo que por este uempo le sucedió: « Lo que duraron los estudios, di spues me ocupe en leer li bros devotos, y Vidas de Santos: empe cé la Santa Escritura y seguido sólo pa sé hasta el Paralipomenon; y salteado leccion sentía mi alma notabl gusto y satisfaccion in- algun otro libro. En su terior. Nada estudió con aplicacion mé todo ni fundamento, Por OsLe uempo se empezaron á hacer públicas las cosas del siglo ilustrado contra la Santa Iglesia salió el Febronio, el Me mil mi alma, cuánto Juicio imparcial ete instaban los leyese para salir de No es decible, P. de IgNOFrancias., fué el ardor que sentí en mi corazon para remediar estos males negueme á leer estos papeles, no quise apren der á leer el frane 28, por el horror que concebí á los libros que de allá de ¡ Qué án sias de ser santo para con la oras cion aplacar á Dios y sostener á la venían estos asuntos,

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