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tela sobre est y reducía á la del Claustro. Cuand se rt ospedaba en los palacios de los 10S]| ' se Him JS. lo así dichos Senores Obis] US, po dispon xp Senores, pudo casi siem ir el comer solo Ó con pre consegu excederse de lidad en la co MMpanero para n su acostuml rada Irug: mida, En tantos años como por tan Ronda j mporadas residió en largas Ue ño le vieron excederse en la comida m se verifico qué fuera de ella pidr se un vuso de agua, ni que 1 lia Ñ mMmdicase sel hora ni lener ne 'esidad de comer. 873 De todos los modo que ] día obsequiaba 4 la santa pobreza, como fiel imitador de su Padre San Francisco que decía á4 su Frailes (Jue « q A de ellos la oOJendia, ofenda (a Las ninas de sus OJOS Por eso, ni aun se atrevía el B. Diego á encender de no che en su celda el candil: si había de ) : as rezar Ó estudiar, lo hacía con edifica cion de la Comunidad, en la lampari lla 6 farol más inmediato, estando en pié Ó de rodill lo. Por este los facultativos le mandaron par en el sue- mismo motivo, cuando cor una grande desulacion qu grande de sus tabaco de p: breza, que por junto ni aun la caja decía por lo polvo, era jamas tuvo llena, y era que usase del con tanta necesario que los Prelados 6 € mm pa neros euidasen de esto. La ¡a era pobrísima de simple madera de Ori huela s74. Cuando la 1 npr lente devo cion de los fieles le cortaban pedaz > del manto sentía extremadamente y C01 sencillamente varias vi ces sentia porque pudie a ser vinl sion de vanidad, pues Dios ) ha hi la racia di librarli de ella, sine por el perjuicio qui sultaba á santa pobreza y por el 1vámen que ocasionaba a los Pre lados que lo vestían. Por igual amor á la seráfica pobreza, en las enferme dades graves que padeció, encarg 1ba á los médicos que lo curasen con pobre, que no le recetasen medicinas Costosas; y á los enfermeros que en do le r frecido á tasen como quien tiabia O- Dios. ser pobre: hasta la o cuando notaba rencia se afligía y gracia: La SUN ularidad en los platos, muerte; y alguna dife- decía con mucha a 3 ete. sta no es ta que me ha d lar la sal a sino la voluntad de 1) $ y asíino defraudemos el tesoro, de santa pob1! S75. Pero du lo que cuidó con sin ar conato por amor a su her mana, como solía llamar la santa po en no admitir cosa que pu: ofenderla. Viviendo en Sevilla Señores Duques de Me breza, fué diera los Exmos Cel1, se empeuatbon cun el pobremente Padre dispusiera manto nue Prelado, por pero dina viéndolo tan vestido, Guardian, que á su costa e le hiciera un hábito y VOS; lo practico así el Senores; halló sor tempo dar gusto á aquellos nuestro pobre Misionero se prendido cuando al miso que le presentan la nueva ropa, le 1n terponen el mandato del Superior y la voluntad de los sobredichos Duques Obedeció prontamente, estuvo así por cuatro horas; vete y pero tan abo- chornado, benito. Se presentó á los Duques, les como quien lleva un san dió gracias por su caridad, y les su- plicó humildemente le permitiesen sus volver á hábito mejor por motuvo Kxcelencias usar su viejo, porque le iba de su complexion, á lo que avinieron edificados 876. Haciendo mision en quiso su Ayuntamiento manifestar de 1] Beato, correspondiente ul Sustosos y Jerez, aleuna manera su gratitud al con una expresion su generosidad, Presentada que le fué, se quedó algo suspenso, y manifes tando su semblante como abochornado, dijo á los que lo traían: « Vuelvan VV. « cuanto traen á los Señores que lo anle de mi parte, que ministerio y cea ¡ admitiese de ello la parte no me expongan « envían, y d yo deshonr a 11 pequeña; que « á oir el dia de mi cuenta estas pa- Ya recibiste el precio de tu en mi cora- a Pues qué traemos, IFPabajo: que agradeze ZOn su atencion etc, » / acer emos de de lo que 'aron los conduectore $í vent mos prevenidos de no llevarlo? » « Por respondió el Siervo de Dios, « 1 mus que lo tiren en el « stiércol; en el « Convento no ha de quedarse pobres « encontra vol- viendo la espalda se entró en la celda, 'án en las calles. » Y Jamas se verificó recibir por sus ser mones ni misas ni estipendio temporal