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A o ns: AA 0% ne a an E A : | LXXIT. Pobreza. CAPITULO 869. — Es la pobreza la perla pre- ciosa de la Seráfica Familia de los Frailes Menores, y el con que á ella se oblig: Padre San más estrecho; en cuya | servancia manifestó el B. Diego de Cádiz, ser hijo legítimo de tan gran- de Patriarca. No es virtud el ser po pobreza, voto solemne n los hijos de nuestro lrancisco es el Jerfecta Ob- bre, lo es sí el amor á la despreciando por ella los bienes tem- porales, y esto es lo que tendrá re- compensa. Es cierto, que cuando ofre- ció á Dios este su Siervo ser pobre, dejó cuanto el mundo podía darle ó adquirir en él decentemente; y aun en el uso de lo que lícitamente le era permitido por su Regla y Constitu ciones, fué extremadamente pobre. Lle gó en esto á poseer aquellos tres gra dos que S. Buenaventura señala en la practica de esta virtud: solicitar para sí las abundanetas; ma alto, en no yor, en no apetecerlas; y altísimo, en ño admitirlas euando las ofrecen, 870. — Fácil es amador de citó para cuando lo veíamos tan vestido, pues pudiendo llevar un hábito y man to nuevo, segun el turno que se Ob- serva en la Orden en la distribucion del vestuario, y sechado de otro, sin haberse verifica- conocer que este a santa pobreza no soli sí las abundancias, pobremente vestía uno viejo y de- do desde que se ordenó de Sacerdote novedad en este punto (1). Por este estilo eran las sandalias, sucediendo no pocas Veces qye como eran tan vie jas se romplan en“los caminos, y lenia que continuarlo descalzo hasta llegar á la poblacion: los paños interiores e- ran los muy precisos, y jamas fueron sino dos, pura que turnasen en el la vado: pero esto cubiertos de remien dos, y afirma un Religioso haberlos visto remendados con pedazos de sa yal: la cuerda y pañuelos pasaban de pobres, y en una ocasion que un Re- (t Este afecto especial á la pobreza lo disimo laba nuestro Venerable con el pretexto de que su ardiente complexión no le permitía usar. sayal nuevo sin gran molestia aquí conocerán VYW, PP., decia, mi espiritu de mortificacion. » (Se villa). 278 CAPÍTULO LXXI!I ar, cuando ligioso puso otro en su lug el Beato lo advirtió, le dió las quejas ' j Eo Y ' ns ae 10 que había necio, y no desisuó Í 3 úu de suplicar se lo devolviese, hasta que j consig1 j e Yo SON ahora. le d a Novieio eso, ¿ pues mejor panuelo Esto tan Capu híno eóomo cuando y aun má DOF - QUÉ e de.tener £ 1 DUes esto! p! F mismo a / d ue tuve aquel ant tf E y / i )Í conteció con un sombrero de muy tos- le la llevaba ¡Or ca palma, que segun costumbre de Andalucía los caminos. Proy incia 871 - En su celda sólo tenía dos mantas viejas y una almohada de paja que componían la cama, una pequeña silla, una mesa, algunas estampas de pape el Crucifijo que llevaba al pecho ¡ por los caminos y cuando predicaba, un tosco báculo, y algunos libros. Su escribanía era pobrísima y las plumas desechadas de otros. Aconteció vivien do el Beato en Málas: hbajador de Rusia en nuestra Don Esteban Zino-Wief, por haberle oído predicar en Madrid, vino despue á buscarle á la Ciudad dicha; mas en que el Lim Corte ocasion de no estar el Beato en ella, lo que le fué muy sensible, y habiendo pasado al Convento, suplicó al P. Ga dian le. manifestase la celda: entró en ver tanta pobreza se Henó suplicó ] ella, y al de admiración, se enterneció, y llevar alguna librito de sobre la mesa, le permitiesen cosa de ella, que fué un devocion que había y dejando allí escrito su nombre, encargó mucho á los Padres le escribiesen lo enco 1mendase mucho á Dios 872 No solamente resplandecía su altísima pobreza en la ropa que vestía, y muebles que usaba, sino tam bien en la comida; no quiso admitir jamas, cuaudo estaba en el Convento, el alivio que por costumbre y razon se administra á los pre predican : y de la comida comun que se le daba, dejaba del trabajo, dicadores cuando parte para los pobres(1) Esta misma es casez observaba, cuanto le era posible, en las mesas de los seglares, portándo sede tal modo y con tal estudio ó cau (1) Pocas veces comía carne, y su ordinario a limento era el pan, pescado y frutas, cuando por sus enfermedades se le prohibió el pescado, las frutas formaban casi el todo de su comida (Sevilla).

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