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OBEDIENCIA de los más ilustres modelos .de obe- diencia que la Iglesia nos propone. El voto de obediencia que quebrantado en materia grave, hace sacríilegos, fué en el que puso nuestro B. Diego más cuidado ó empeño desde su profesion. Poco áutes de hacerla, preguntado por <u Maestro el P. Fr. Silvestre de An tequel t, que espiritu ó fin le llevaba á profesar ? respondió: « No hacer en « nada mi voluntad ». En casos parti culares que esta verdad confirman, a binda la vida de nuestro Beato. En Ubrique tan ciegamente obedecía á sus Prelados, que jamas se verificó que por ocupado que estuviese prev) niéndose para el púlpito, por embebi do que se hallase en el estudio, por más gustoso Ó recogido que estuviera en la oracion, nunca di JO de respon- der á su voz, pero no con la lengua sino con las manos y pies, digámoslo así, porque llamarlo y estar á su la do, todo era uno; disponerle lo que había de hacer y estarlo ejecutando era lo mismo: sin que: esta prontitud en ole y obrar se limitase á lo que le mandaban en el convento, sino tam bien-á lo que pedía su ejecucion estar fuera de él. Amo tanto el retiro del « Claustro, dijo en una ocasion al P 7 « explicarlo, pero en el momento que deo de Il brique, que no sé « el P. Guardian me manda dejarlo, « me parece que si no salgo pronto, « se ha de caer sobre mí. » De aquí el que alegre y gustosísimo se Ocu- pase en las limosnas, á que en el meblo y en los campo le desuinaban Sólo Jos que dirigían su conciencia y los que lean con reflexión sus cartas á sus Directores, podrán compren- der lo que padeció su espíritu de du- das, de temores, de eserúpulos cuando, nombrado por sus Superiores Maestro de Estudiantes 'enunció el encargo Y aunque lo hizo despues de mucha meditacion, oracion y consultas; aun jue al hacerlo alegó las más convin nles razones, concluvendo sus nu mildes representacion: s con el « non mea, sed vestra voluntas fiat », siem- pri quedó el recelo de si habría j faltado á la obediencia. Fste creció tanto que le hizo llorar muchos dias y preguntarse en ellos: «a Didace ad quid venisti? y» Cuando nombrado Maestro de Novicios, igualmente ré 273 nunció el oficio, es verdad que hizo diez dias de ejercicios ántes de resol ver, pero prueba lo delicado de su con ciencia en esta parte, que ya admi- tida su renuncia. por los PP, de la Provincia tres veces les escribió pi diéndoles mil perdones y ofrecién= dose prontísimo áir á dicho Magiste rio sí era su voluntad. Conocieron los Padres que Dios le destnaba á otro ejercicio, y le dejaron en su quie tud. Continuó en ella interrumpiéndola siempre que la obediencia disponía o tra cosa. 854. — Estando en Sevilla el dia del Señor S. José oyendo la Misa conven tual, al empezar la Epístola se llegó á él el Provincial, que lo era el P, Fr. José Felix de Sevilla, y le dijo: « Vaya Vi P,.4 predicar lo que Dios « le inspire del Santo Patriarca. » Uyó la voz, echó á andar, tomó la acos- tumbrada bendicion del Preste, subió al púlpito y predicó cerca de hora y media, tan elocuente y altamente, Co mo si por un mes se hubiera preve nido. á4 ello, Preguntáronle algunos despues, Como había podido salir de aquel empeño, y respondió ; « Padres mios, la obediencia hace milagros. » Ciertamente que en esta línea los hizo muchas veces porel B. Diego, no sólo cuando los llmos Arzobispos y Obis pos se lo mandaron, no sólo cuando su Director el P. Gonzalez se lo orde naba, para probar su obediencia y conocer mejor el fondo de su litera tura, sí que tambien cuando un infe- rior suyo, cuanto podía serlo el her mano Donado que le acompañaba en los viajes lo disponía. Dicho Donado aunque bastantemente rudo y sencillo, con la continuacion de oirle predicar tenía en su memoria algunos pasajes de la Sta. Escritura de los que ule- gaba y tal cual tema de los «que pro ponía: y cuando al dicho hermano se le antojaba, le decía: « P, Fr. Diego, esta tarde ha de predicar v, ?, de la dureza del corazon y ha de salir u quello dé la lave y cerrojito del arca de Noé. » Puntualmente le obedecía trayendo la materia y los pasajes que le indicaba Kn una ocasión que no lo hizo se enojó. dicho hermano y en to no grave y serlo le habló en esto términos: « ¿Para quí ha sido, P, Fr. « Diego, haberme nombrado su Vica 18 ere rn mr

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