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LXVI!. ejonieron, como confesaron ellos mis mos «a muchos. Todos sentían en sus espiritus una novedad que user ban no haber experimentado vez (Ml, y algunas personas que st arrodillaban para que el Beato les di jese un Evangeho despues de cele- brar, deponen, hal entido tan cal- deada su mano, que no habrían po dido sufrirla mucho tiempo sobre su cabeza (2 No ra demasiado el que vgastaba en el Altas por lo ordinario estaria en él de 34 á 36 minutos | gracia ta extendía a cuanto accion de Sus ocupaciones se lo pernitian, y en ella daba el Mitar suelta á lo que en hacía todo lo posible por reprimir pues de ordinarió sus UJOS eran tUuen tes de lágrima v de sus labios se escaj aban sin libertad s Spiros, ¡acu latorias y aspiración que mantlesta ban,los ardores de su amo CAPITULO LXVIII Oracion. 802. Para dar una idea del espíritu de oracion que alcanzó toda su vida nuestro B. Diego, copiamos de un an « ln el '. Diego formaba al- tiguo documento lo. siguiente: modo que podía y Si bía el ] desde niño hacía oracion, tares, é hincado de rodillas delante d la sagradas Imágenes que en ellos co locaba, fezaba sus devociones y se daba á la oracion y meditacion reti rado del bullicio y tráfago de su casa 1) Tambien pa Pp - er t ¡ Mis n Señor Canór la ap ur uchas y - ' te he en carta que ri) les s Venerable, Qué Misa nf No parecía s Padr Ñ 1 pe ra stade Leri e m tu lexál 1 ¿ ¡ a 4 st s ' Ñ 1 S A 811 si J ada 5 AA ido hasta 1 5 1 Misa | Venera « ble Pa f $ s estan disiparla, nas E A $! y Asi lo as P. Fr, I A era, 1 FIRNCAO lvables costuiubres,y 5 -veriós 9x7 ll ORACION y de las diversiones pueriles de otros mud ha hos a su edad, al quienes or dinariamente atraía para que particl- sen d us res y devoeion, fran k 1 li u nas cositas comestibles daba Cuando f > DUO! ' dar los templos con su madre, ( 1 SUS ayos y maestros, edificaba con su devocior! modestia y compostura, delantándose tanto en la piedad y re lieion que parecía anciano y sin los resabios de muchacho pi lo que lo reputaban aleunos por 1si lso y tardo porq no tenía la avesuras de o ti SU3. « Di ía ú4 este nio una interior luz Óó mi le alumbraba cion que le y prevenía, sin conocerla más que para violencia donde lo pul o 1 sil por llevaba 4 obrar lo bueno y apartarse de lo malo; el Angel sn duda, de su Guarda era esta luz y esta gula. ls- tas buenas obras é inclinaciones san tas que vi Diego padres, tocaron en el p on y desde niño, las deponen sus sus hermanos, sus contem poráneos, y isualmente y maestros y los in apren s10n se aunque muchachos entre- tienen en juegos dovotos y profanos, nuestro nmo de los 2 misterio e i como en ICInpre eran huía profanos, no ta aplicación, má x1ine descubren por todo el resto di u vida tantos ejemplos de virtud dignos de nuestra imitación y de admiracion muchos de ellos, s04, Desde que se vistió el santo hábito el P. 1 Diego de Cádiz, se afi cionó simamente á la oracion, dándole Dios á enustar (algunas veces ren ella las dulzuras de su tratoy las a experimentar ella al lo rn lo que | utilidades que alma no.cabe en expre e aplico a j practica, asi de la men- tal « d z vocal, ni de los gran de ¡ 'Ñs que con ella hizo en ] énero de virtud, Fué sobre pon ( on dedicadísimo á la mental:o ba de dia y de noche y á toda hora en su celda, en la Iglesia y “en cual quiera l1 en que se halluba, cami- nando, 3 ndo, en la soledad y en el bullicio, Ocupado en ella, juntaba como N. S, 5. Francisco lo dias con las dias: en cada ho- de de 546 las dos ' ' 1 ' E oración de o munidad manana y y7

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