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z A A Ed 256 CAP. LXVH. — DEVOCIÓN su Cuerpo y Sangre. Por no quedarse sin celebrar, repuenalbia y resistía ent- barcarse (cuando podía hacerlo) y ahor muchos trabajos en las trave rarse sías de puertos á puertos; y cuando lo hacía por el rio de Sevilla ó Gua- dalquivir, Jo disponía de tal modo, que siempre amanecía el barco 6 cerca de poblado, (6 de ( apilla en que pudiese decir Misa. Híirose esto algunas veces muy notable; pero no lo era ménos, que, jamas los patrones y marineros levasen á mal la indispensable deten ción en su navegación, que no era cor ta, ¡Cuántas veces en la estacion del verano emprendía sus marchas á me- dia noche, por tener hechas sus leguas ántes que el sol incomodase mucho a $us compañeros! Si algun dia, que fué raro, no estando postrado por sus enfermedades, omitía la Misa, todo a quel dia se le advertía triste: y lo mismo cuando la enfermedad privaba de tal recreo y confortacion á su alma y aun á su cuerpo Estando en el convento, encargaba le avisasen la hora de la Misa Conventual, pedía á los asistentes no le administrasen Ñ nfermo cosa alguna ínterin duraba, y de tal modo unia su intencion y espíritu al del Celebrante. que (ya convaleciente de la grave enfermedad que padeció en Sevilla) habiendo legado á llevarle un poco de caldo el hermano Fr, Mi guel de S. Esteban nuestro enferme- ro (1), lo halló como extático, el rostro á la parte de nuestro Altar mayor. » notándole así y que no le respondió al llamarlo, se salió confuso y sentido desu descuido. No me asombra tanto, dijo en cierta ocasion á un Sacerdote nuestro, que los cristianos pasen años y años sin confesar, cuanto que los que frecuentan los Sacramentos lleven semanas y semanas sin or.otras N ISas que Jas de precepto. En la fraccion de 6l, era severísimo en el confesonario, y que oyesen tantas y cuantas asi o del otro modo, era una de las pentencias que comunmente imponía, ansioso de aficionar á todos á tan utilísima de vocion. l) Lo fué en Sevilla por 40 años, acredita wo en ello su extremada caridad, celo y cuidado con los pacientes en aquella enfermeria, donde muri en la epidemia del 1800 con gene ral sentimiento de sus hermanos AL SS. SACRAMENTO 200. ¿1 qué habrémos de decir de su disposicion para celebrarla? Dj rémos que todos sus ejercicios desde la media noche, oración, disciplinas postracione Ss, y di mas en que Si can sus distribuciones se ocupaba, «eran directamente ordenadas á este obie- to (1). Jamas omitió las oraciones dis- puestas por las rúbricas de la lolesia A todo S cerdote a que anadia otra V en especial las que contiene el pre- mtb lado Mes E: CUT ÍS= aculatorias y aspiraciones cioso librito tico, cuyas se le oían con frecuencia entre dia. Y ya inmediato á reyestirse, repetía con grande humillación y fervor los actos de fe, esperanza y caridad. El impulso » lama de este divino fueg Ñ oO, era quien lo Hevaba al altar, donde por la ma jestad de su semblante, por la modes tia de sus ojos, por la severidad de sus sentidos, porla gravedad, y no sé qué de particular que lo rodeaba, pa recia otro hombre; si ya no decimos lo que aseguran varios sugetos res petables y se ha Impreso, de haber le visto cercado de cierta luz que mortiguaba las de las velas. salir 1 lo su boca llamas de fuego despues de la sumpcion, verse su rostro encen- dido y como inmutado, señales que, unidas 6 combinadas con las dispo- siciones ya dichas y con su ajustadí- sima vida, dan fundamento para aphi carle estas palabras del Eclesiástico (2) « Sacrificia ¿psius corsumpla sunt 1 « gne quotidie », cual se pronosticó por un venerable Leo nuestro en la primera que celebró (3) Sul, Muchas personas de ámbos SOXOS y de toda condicion solicitaban otr la Misa del Beato, y como regularmente la decía de madru con ánsia cada, cra frecuente quedarse algunas de noche en nuestros el ustros Y en esia de los lugares para no pri arse del consuelo que en ello halla ban sus almas. En Moroa dos hom bres facinerosos por sus desórdenes, que por casualidad le oyeron la Misa, salieron de ella tan compungidos 3 edificados, que de allí empezó su con version y enmienda de vida en qu 1) Vease la nota 6 2) Eccli, c. 45 1 El hera Fr. Matías Baza ron ext tico y ejemplar en t 2 virtud

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