BCCPAM000543-1-10000000000000

CAP. LXIV. — FE HERÓICA DEL B. DIEGO 241 CAPITULO LXIV. Fe heróica del M. Diego. de mr ] ; ' 1d). — Fodo santo es un neroe; yv la lelesia no concede la apoteósis de la Beatificacion sino á aquellos Siervos de Dios cuyas virtudes han sido evi- dentemente reconocidas y confirmadas como heróicas. En el decurso de l: presente historia de la santa vida de B. Diego, hemos podido notar a cada paso la sublime pertección a que Dios le elevó, y descubrir rasgos de incom parables virtudes en sus mismas ex presiones de humildad, temor de ser infiel á Dios, incertidumbre sobre el estado y porvenir de su alma, etc. Pe ro como el órden cronológico y casi geográfico a que quisimos sujetarnos para seguirle paso á paso, no nos ha permitido referir muchos hechos del santo Misionero los presentaremos reunidos en varios capítulos siguiendo la clasificacion más comun de las vir tudos, empezando por las teologales Examinemos su fe heróica. 756. — Sería cosa difusísima dete nerse á manifestar despacio la pronti tud con que nuestro Beato creyó los santos misterios de nuestra fe, la firmeza con que asintió á ellos, la fre- cuencia y publicidad con que los con fésaba, el empeno y tesón que puso en enseñarlos explicarlos y sostenel los, y la constancia y puntualidad con que s ISLUVo, desde parvulillo hasta mo rir, no sólo los dogmas de nuestra Santa Religion, sino hasta la más pe quena 0 trivial ceremonia de nuestro to, en lo que desde los dias de sus primeros movimientos al estado Reli- groso, segun observaron los nuestros, era exactísimo cuando ayudaba Misa, y asistía en las faenas del culto divi no al sacristan del Convento de Ubri pue; exactitud que fué ereciendo con su edad, obligaciones y destinos. - Tuvo particular empeño en ense a y explicar la doctrina católica catequísticamente. No predicó sermon, por mas cirecunstanciado que ¡uese el auditorio, en que cumpliendo lo que tan seriamente está mandado por los primeros Pastores de la Iglesia á to li Pi nadar ] 10 PedaIicador no se detuviese en este asunto. Explicaba tan clara, sencilla y Mmenudamente el punto que más aná- ' logo era al argumento de su discurso, ue su boca parecía una antorcha á cuva luz se desterraban cuantas som bras pudiesen odearlo, Ó por lo Su- blime de él, 6 por la rudeza 4 18nNO=- rancia de los oyentes. Todos confesa ban á una voz, que jamas hasta en tónces habían entendido, todo lo que en aquella materia les daba á entender. 108 Era tambien prueba de su fe, el respeto y veneración que tenía á la Santa Biblia, á los Stos. Concl lios que han aclarado las dudas ocur ridas sobre la fe, 4 las definiciones de la Iglesia, 4 sus tradiciones, usos y costumbres. Cuando estudiaba en a- quellos libros divinos, casi siempre lo hacía de rodillas; unas veces los po- nía sobre su cabeza, otras los apli caba á su corazon, los besaba afectuo sísimamente, y jamas nombró capítulo ó verso de ellos, que no lo distin egulese con el carácter de santo, dando el mismo título á los lugares de los Concilios, definiciones Pontificias, y de mas que « itaba en confirmacion de sus doctrina dando en todo esto pruebas bien claras de que ercía con tanta fe la palabra de Dios escrita, cuanta daría á su palabra increada, si la oyese. ¡0Y Prueba y bien robusta de la le del B. Diego fué el teson, firmeza, valor y denuedo con que, sin intimi darle respeto á auditorio alguno, refu teba los errores antiguos, que embo zados con los artificios 6 barnices del estilo del dia, han intentado por tan tos modos combatir la lolesia de Je sueristo á quien aborrecen, empeñados en destruir sus sagrados dogmas. Pa- ra hacerlo de nuevo, y por otro modo, parece que le había destinado Dios; y asi desde que siendo Estudiante Teó logo empezó ¿él OP COMO Se hablaba elo de la divina sia, columna y y escribía en aquel S revelacion, de la lg depósito de ella, se consumía en su Interior, manifestaba su sentimiento en expresiones las más vivas y muchas de las horas de su oracion se emplea Van en pedir al Señor con abundantes lágrimas, sabiduría y fervor, para com batir tan dañinas y pestíferas doctri nas. Como testimonio de sus nobilísi mos sentimientos en esta materia co- piamos las siguientes líneas del Sol- dado Católico del mismo Beato: « To do fiel católico, dice, es obligado á 7 o o rr or a A A A A A O O FEA AI AAA A A a mo ET AP rs am y

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz