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EPIDEMIAS DE ANDALUCÍA. ULTIMAS CARTAS 230 ficándose por medio 1 nuevo como to, dirémos sí. en la 1 ron de los extraño ent los tólicos, todas las libros divinos. v de los Padres. Cierta predicción: del B. Die: ment ' li tu n 1) nel 741) Kn Jerez de 1 Front j » e1 ' ch Y nadrucad un 10). dicando aquel mismo ano, antund j mos. estragos que allí causaría la epidem (12. Ovéndole en una de ellas un con estas palabras : « Huireis de vues 1210SO n y Spiritual Í e:a ona « tras casas, dejareis el puebl sal- O suspirar y mr con vehemencia « dreis á los campos, pt no. en extraordmarl svpechó si ha vía « trareis en ellos sino cadáveres d icometido algun accl fué al « los muchos que morirán por toda Col , donde el B »oraba, y 4 partes : estas serán las espigas con la MM ! que mutuamente se « frutos que producirán vuestras cam « piñas. » A la letra se vió esto cum plido, pues quizá en ningun término de los puebl 's Iinfestados murieron en los campos más personas que en a quellos, n en otros tue más absoluta la escasez de granos, y de consiguien- te ni mas estrecha la - carestía que aflijió á toda Espa ia el año de 1804: Que tal fuese la que se pa leció podrá inférirse reflexionando en que en- las fertilísimas provincias de Andalucía, y Extremadura se vendió el trigo de 350 á 400 reales por mu hos meses. Así se cumplieron las profecías Ó uyes de nuestro B. Diego, a quien en ecos de Jeremias se le oía repetir muchas ve ces en el año de 1800: «¡ De cuántas aflicciones y males se liberaría el « que pudiese dormu desde ahora has . ta el año de cinco ! » 141,— Por la primavera del año 1799 fué: á predicar á Cádiz á ruegos de los protestantes, como ya se ha dicho y unque los asuntos di sus discursos fueron enérgicos, y solidísi mos, cual su objeto exigia, Sin « mbar- go por la afabilidad de su estilo, por lo comedido de su acción y tono, por E 13 la apacibilidad de su gesto daba oca ' ' ' pois si0n q q le se le aplicas ei « de fort Coressa duleced sia que por eso pueda decirsi ¡ue ' Mm lánsuidos Ó E] o Ss tl 1 Po el t JMuitrar] ' ellos se mvence que el púlvi en m4 las 1 es lue 1] mesa de la s bIdu 1Ond con la abundancia 3 eondimen!t e requería ñ rusto Ó paladar d 's insipientes convidados neontraban los alimentos de entendi miento y vid Ñ necesit mm l ' Cono IS rob pu e el g nut on desde racimiento, hall ban en ellos od lOn para ri ' de comedente « vit cibus » con .relacioón á lo que manifestó allí haberse ceba tienen los amigos de Dios, procuró sabe: OS HMIOUVOS de la fi cion pue manifestaba. « ; Qué he de tener, her mano, le contestó sin poder reprime 1a lAagrnnas, estoy viendo 10Ss 11144 a li que amenazan venir sobre esta « ciudad nací en ella, yen ella re cibí mayor y ¡primera gracia y « debo á sus ved mos la estimación que « no merezco, y no puedo dejar de « sentir en extremo los castigos que « le están cerca »; y continuando $us lágrimas mezcladas con ella , le dijo casi todo el capítulo de aquel Profeta contienen estas li réible ex (2): « Por trés maldades de por la cuarta no la perdo po 4 18 quemo los huesos del Idumea. Por tres maldades y por la cuarta no la con « vertre, porquí de precio la ley del SO! y no observó sus mandamien tos. Por tres maldades de Israel, y « por la cuarta no habré misericordia, justo por plata, IS Zapatos o san « tantos delitos me q le, me hace dar « gritos 6 rechinar y crujir como el « carro cargado; vendrán sobre ellos « castigos que irremisiblemente expe « rMumeJllaran ) ] ¡ ri ligio Y) mucho se asustó y temió al oirle este relato, pr CUPO e nsolarlo y al MLarIO 4 cla mi | Señor convirtiese su enojo en misericordia, Pa » cuandoá pocos me gos 10 iS hol 1b Le estragos que allí ' hacía el contagio, las aflicciones y ma- A PS A RR CR UA A a A ÉS _
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