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226 CAPÍTULO LXI cesidade ¡ue exponen los Tlust riosidad 6 para ser vista que cor mos. sus Cabildos, Ayuntamuent et ertirse y rmar su des ¡ que pidel ' es p ble que ¡ VO par o enal ha ! manil társelos á V.; pero ya pol lo y como sl ra d M1 seo K mismo qu V. me dice en esto y que p ual tro diver el Prelado me repite, y ya porque ca fano. Y á fir da caso de esto se me 19 ser 4 cad a ) ( ' Maced nio que api rect ¿ > Pablo al ] j go 05 pidiéndole fuese al el me pr le Dios lirigiendo una rd pone que debo no negarme ete.. hacia aquella 5 ' n Í 119, « En « den al etire v Ob Im que el concurso ente e servancia que V. n propon ' is palal en d 8 asegurarle qne mediante bondad de fueso v que t ' y Dios hace mucho tiempo que la ob vía á la dicha Ser y netró Servo, Dgo aqui la distribucion de 1 tan vivamente $ l 1ZON que cor ES Comunidad, aun en las cosas míni z6 4 di ' rm lás mas, bien que no « ras, porque: son 1mpo S nezco siempre encel | cuarto quel | S lespojó de todos si de mi habitacion, sin 4 muúunicar ni adornos, arrancó la perlas ' S con la familia, sino en las horas di tido y manto, se puitó los pendiente comer ete. He dejado aun | visit las alh del pecl los anill le 1 de urbanidad, $ lo las que juzgo in S ¡ ose 4 uell i dispensables hago, y esas por lo co p: lo que lex iba, y la « con mun en picó dejando papeletas con mt v se marchó entre la confustor mi nombre, á no ser que por enler- ( la gente y 1 y allí dand medad O por Otra precisa circunstan ru 1d 1 u dol dió Ñ mbi n f Ñ Ñ cia, me preci e detenerme et Yo me las gal é miCcentivos dae la vi nidad persuado que no dejará V. de conocer v á la lascivia en: cuya red que para mis amarguras Interiores pol elices p lis desconfianzas de € me basta el neral con firme propósito de edit aprehenderlas, y qu cuando las exp: de. allí en adelante á cuantos había rimento no es posible di ¡e de sentir mt esca do Di est m las. Es cierto, como V. me lo dice pasó el resto de su vida con la que estaba en avunas del tanto de del Señór al cuai alababa en SI la caridad que Dios ha puesto. en V, vo po efi neu para con mi pobre alma, por más que “117. - e ) el Rey sos- la suponía, y es en tales términos que pendió á a] nquicia apénas llega carta de V, e no de corres d fund n en tema que me avisa de su acto! Españ y disfrutab mdad y de mi abandono: todo esto anuda la Soberanos. El B 1 nen lengua, ata la pluma y aprensa el co ejemplos de st e ¡ vazon, tanto más cuanto ansío mis a- seráfica pobreza, desde entónces el ciertos, y cuando procedo con sine 1 muchas de las cartas 18 1) dad y con la misma cortedad y ver vela obligado a contesta ponia 1 ? egñenza, me parece, que tenía. cuan lo D. «Es preciso dar punto á nuestra C muchacho. « respondencia: soy de profesion 7116 Kn esta Mision sucedió el « bre, como V. sabe: están va nuestras caso siguiente que entre sacamos de los « cartas sujetas al porte que las d rocesos de Beatificacion. Predicaba «mas; por tanto, ni me es lícito el P. Cádiz en el Convento de Sto. Do « rir para su satisfacion, m1 mingo de la Ciudad de Cádiz hacia el «justa con mi concien ia que Y. año 1798, en la Mision que allí hizo « franquée, como el asunto no rd con tanto feuto en los protestantes, « tal gravedad que así lo pida. » Y una novena del Rosario que conm vió escribiendo á su Director le decía (1 toda la Ciudad como siempre. Entre a Y sabrá V. la órden que acaba d la gente se hallaba una Señora que más bien habia venido á oitrle por cu y
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