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lar y calificada virtud, en Jerez, que iba Dios á destruir á Málag: con la Mision y su tal cual L, y que fruto, se Así me No omi- aquello Ven había suspendido este castigo. lo avisa su Director elec, - tiré el repetir á V, que acá, Diego mio, fué un pensamiento efecto de mi desmedida soberbia, figurado Sentí, es verdad, los efectos que dije, y mio y no realidad como yo he especialmente un grande esfuerzo y de- liberacion pura predicar asuntos dog máticos contra la incredulidad é irre- ligion del dia ete, ete, ete. Tengo mucho miedo y amargura de haber dicho entonces conciencia por tal cosa, siendo un mero pensamiento nio... » CAPITULO LXI Ocupaciones del B. Diego en 1799. Grave enfermedad. (1799) 109, Por Enero de 1799 predicó en Ronda el B., Diego la Novena de N. S. de la Paz Por Febrero lo ve- mos predicando en la misma Ciudad en obsequio de Jesus Nazareno. De estos sermones y de los sentimientos de su humilde corazon eseribe el Va ron santo lo siguiente (1): « Nada he oído de la Novena que prediqué el mes pasado de Nuestra Señora de la Paz, ni de las pláticas que estoy predi cando los viérnes de Nuestro Padre Je- sus Nazareno. Sin duda que mi falta de preparacion y el hielo de mi cora zon són la causa de tanta frialdad en los oyentes, Me creo que mi vida y mi preparacion causan nauseas y ex- citan á vómito al Señor que con infi nita paciencia me tolera. Hace algu- nos dias que al ponerme en la ora cion, me pareció que para venir Dios a mm corazon lenta que atravesar un campo de nieve que por todas partes me rodeaba. Los miedos de perderme son grandes y contínuos, pero lo es igualmente mi insensibilidad Ó mi in corregibilidad en todo. La disipacion es indecible: mi ineptitud para todo se hace increible; y aunque procuro (1 26 Febrero 1799 Carta de Ronda CAPÍTULO LXI nunca estar parado, me parece que nada hago de lo que debo, V que SOW en la lelesia de Dios un ! un Fr. Mosca, que Con sólo esto me todo. la mejor ZAng: y O para nada SIPve, parece que lo Deseo que la salud de V. sen aunque la mia es digo alro ruin desde el segundo viérnes de Cua resma., por lo que el ayuno y la alh- stinencia de esta se neabó desde en tónces para mí. Dios me perdone... Hallándome penitus idiota de la Mis- tica ec., gravo muy gravemente mi conciencia en tomar á mi cargo obli gaciones que conozco con evidencia no puedo desempeñar... » 7110, — En la Cuaresma de 1799, el santo Misionero, siempre de licado de salud, predicó los dias que pudo en Aun muy Ronda, de donde escribía (1): « que mis malecillos siguen con poco ó ningun alivio, se acerca ya el tiempo de pasar á los Puertos á tra tar con mi R, P. Provincial lo que hemos de hacer 6 de responder á una crecida multitud de empeños de seño- res Obispos, Cabildos, Ayuntamientos ete. que con la mayor eficacia claman para que vaya á hacerles, Mision, de visto pretensiones suerte que pocás veces se ha igual muchedumbre de Si puedo haré alguna en Puerto Real, ó en Medina Sidonia, todo caso en el próximo mes de "Mayo me precisa pasar á Ceuta donde ya esta- mos contraidos con aquel Hlustrísimo... — En la predicacion de esta Cuares- pero en ma no ha ocurrido cosa d gna de no tarse Su Majestad se ha dignado ad- mitirme para que casi sin preparacion haya podido predicar lo que me han encargado. Bendita sea su bondad — Nada digo, Padre mio, de mi inte rior, porque sigue en su habitual di- sipacion, aunque sin faltar los buenos deseos de ser otro. Me parece que 10 soy capaz de predicar como se debe hacer en el dia, no lo soy de ri sponder á una consulta de la mate ria más trivial y ordinaria, y aun de que hablar sobre ningun asunto, sea espi ritual Ó indiferente: ni dar un consejo ni una correccion paternal; en suma para nada estoy apto y. es general, crecidísima y evidente mi inhabilidad para todo. No es este un conocimien- 1) Carta de Ronda, 5 Abril 179%,
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