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= ES = A e a 22) CAP. LIX. — que SL vo daba aleun mal ejempio n la Provincia ete. ete. ete, con perma nece aquí quería quitarlo ete. R :'Spon ¡ ' andome de lo con- i dió no solo asco 10, SINO man lándome expresamen le que continuase, porque esta era su voluntad, y que no volviese á tratar de este particular... 697. Y tratando de su espíritu, añade: « Luego que llegué aquí de mi viaje, en el dia mismo de la Ascension del Señor, empecé en el siguiente diez dias de ejercicios aunque noO PMISuro os en sus distribuciones: sólo aleun rato más de oracion, el ayuno diario que se practica en la Religion hasta la Pascua de Espíritu santo, y las tres disciplinas diarias. Nada especial ocurrió en ellos. Sólo un profundo co nocimiento y firmísima persuasión de cuán nada era lo que había hecho en la Mision, cuán innumerables mis fal- tas en ella, y cuánto debía llorar y arrepentirme de ellas, aun de aquellas que en globo se me proponían ete. De pues sigo en mi habitual disipacion, y alguna rara vez se hace sensible la caridad con los Protestantes, hasta sacar algunas lágrimas el deseo de su conversion, y no se que especie de ósperunza de aproximar e para mu chos de ellos el ti '"MpoO de esta felici dad. -— Aunque me parece que dias asados pedí a V. y me concedió su icencia para ayunar las vísperas de todas las festividades de Nuestro Se ñor y de Nuestra Señora, como por preparacion para la muerte, he lle gado á titubear en ella, por no acor darme con seguridad, y para tenerla en su ejecucion, se la pido á V. de nue VOss.. Yo he estado sangrado para templar el incendio grande de la ca beza y de la sangre, el que, á Dios gracias, se ha templado. No sé si las repetirán ántes de los baños, segun que el médico lo ha dado asi á en tender... » 608 Las siguientes palabras que por Julio escribió el Beato revelan su admirable espíritu de humildad, su adhesion inquebrantable 4 la S. Sede, su fidelidad á las leyes de la Ielesia Y su amor al Sumo Pontífice (1): « El interior sigue no sé cómo, El recogi- miento y soledad es amable y lo ob- (1) Carta de Ronda, 24 Julio 1798, MISION DE CADIZ servo cuanto puedo. Me es min pugnante el salir de este rincon, y que pue Ss 1 esto es 1a pl 1 ; que me hallo distantísimo. ¡ Infeliz de mí, que me voy aproximando á la muerte, atesorando para entónces las ¡fas del Señor 1 No. obstante, si el 3 mor prop1 ; no me ensa la, ql p IPOCp que la fe de las Divinas Verdades y la adhesion á las Doctrinas v modos de pensar de la Santa Sede, se halla más firme y arraigada en mi corazon ¡ Qué S0 yO SI diga que daría mi vida por la menor cer monía de las que usa en su rito la Santa Madre Iclesia ! Por lo ménos quisiera y deseo decir y sentir | en esto con el espíritu que lo decía la ¿ beata Madre Sunta Teresa de Jesus Parece que se nos frustra la venida de Nuestro Santísimo Padre á España, se gun el comun modo de opinar, despues quese nos aseguró como indubitable. ' Paciencia ; ya me preparaba vo para el viaje, y aun había pedido la licencia porque lo creía ¡inevitable ete, ... Voy siguiendo los baños, me parece que econ alivio, bien que van acompa ñados de continuos refrescos de vina- gradas ú horchatas para temperar el incendio de la sangre... » 699. Pocas semanas despues es- cribía el Beato Diego estas breves palabras que confirman los sentimien tos de su corazon que hemos admi rado en el número anterior (1): « De mi interior nada ocurre que decir á V. de nuevo. Equiparo mis pasos ld la tortuga y mi caminar al del can grejo Dios tenga misericor tribulaci In de la santa Madre j le s:a y la cruel persecución de nuestro Santísimo Padre me atije mucho: y al considerar la indiferencia que se deja ver en los Príncipes Católicos, me aflijo más y me temo es nuesti castig ) nevita le...» ln otra carta añadía (2): « El interior sigue en su habitual disi hasta dónde ha de llegar la paciencia ación y oscuridad. No sé de Dios conmigo. Y 700 Este año de 1798 fué tan l) Carta de Ronda. 24 Agosto 1798 2) Carta de Ronda, 11 Setiembre 1795,