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A 214 truyendo al paso ua pedazo de quicio de la portada y derribando ántes el canto que falta err el rincon de la bó veda por donde penetró. En vano será advertrr que por todos los parajes que corrió destrozó cuantos objetos so le presentaron en el tránsito, todos, como paredes, escaleras d , la torre, umbra les de las puertas etc. Pero lo que fué aun más prodigioso fué que habiendo atravesado una parte del edificio en donde había reunidas sobre 1500 per sonas no hubiese causado el menor daño á ninguna, especialmente á los muchos hombres que se hallaban a glomerados y en pié derecho próximo á la puerta mayor por donde salió el rayo, apoyados sobre las dos columnas de San Cristobal, Pila de Bautismo y la Trinidad. 671. — « Siguióse á esto el destro ZO general de las mieses y frutos de los campos por donde descargó la tem pestad, debido Á la inmensa cantidad de piedras y granizos, algunos de ellos de un tamaño extraordinario. Y por último el dia 7 se hizo una solemne funcion con Te Deum en accion de gracia, en la que pronunció el. vene- rable Fray Diego una magnífica y e locuente oracion á su Divina Majestad por haber librado á nuestro pueblo de una catástrofe que pudo haber causa- do innumerables víctimas: y concluida la novena se dispuso aquel Domingo próximo la procesion de costumbre para trasladar las imágenes á sus res pectivos templos, y ú4 las cuatro de la tarde al salir de la Parroquia llegó el Capuchino Fray José de Málaga, com- pañero de Fray Diego José, quien to- mando la piedra derribada por el ra yo en el altar de San Cristobal y San ta Bárbara, la pasó sobre sus hombros, derecho y con los pies descalzos se colocó delante de las andas del Señor y siguió de esta manera toda la'esta- cion hasta llegar á la ermita donde se vé hoy colocada con una lápida que refiere lo principal del suceso. Pues animada la devoeion de la gente con semejante suceso dispuso la her- mandad .la conclusion de la Iglesia de Jesus, y habiendo para el efecto jun- tado cuantiosas limosnas empezaron la obra de la Capilla mayor, la que duró todo el año siguiente de 1799 con parte del 180%, habiendo hecho por en- CAPÍTULO Lvili ' tónces las ventanas con los arcos del crucero y paráind se segun dicho de aquel tiempo por la aparicion de la amarte la con otras causas que se omiten referir. — (Hasta aquí la Re lacion) 678. — Desde la grave enfermedad primera epidemia de la fiebre de que hemos tratado, los achaques del Beato Diego fueron aumentando, y (1 mismo lO reconor1ó d cien lo Ly: « Desde que lleg cuenta años de mi -edad, empecé á experimentar diferentes quiebras en la salud, fuerzas, etc.: entre estas, la de á montar los cin- una fuerte opresion de las entrañas y del pecho en los inviernos, que casi de continuo me hace andar con el cuerpo doblado sin poder andar dere- cho y con agilidad En el invierno pa- sado se agregó á esto, no obstante que en lo rgOroso de él estuve en Jerez .y en Osuna, ete. un dolor al pecho no despreciable, que llegó á fi jarse en términos que me impedía mucho para ciertos movimientos, y aun para la ordinaria tarea etc. E ' ha permanecido hasta que se acerca- ron los calores: el frio es la causa de todo esto, y los que pasé en Galicia y en Asturias me fatigaron no poco; los de Granada son irresistibles para mí, y esto hace que no pueda yo' vi vir en ella, No obstante, para no gui expuse ayer algo de esto, no todo, al médico que arme por mi parecer, me ha asistido en todas mis pasadas enfermedades, que es Sacerdote ; y sin más que haberle preguntado, si me podría ir á Granada, respondió Imnme- diatamente: « para permanecer allí, no »: despues le expuse lo dicho del dolor del pecho, y nada mas, y con bastante eficacia me disuadió del in- tento, añadiendo las aguas y lo de mas que su conocimiento y su expe riencia le dictaba. » 679. — Para restablecer algo su quebrantada salud y adelantar la dif cil convalecencia de su grave enfer- medad, el Beato Diego, por Setiembre, tomó los baños de Hardales. A su vuelta escribió (2): « Las fuerzas no son muchas, y lo son los asuntos á que tengo que atender... En los pue blos de Hardales y de Arahal, por l) Carta de Rond1, 1 Agosto 1797 (9 Carta de Ronda, 23 Setiembre 1797.

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