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SU NOVICIADO, su edad, siendo Provincial el P. Er. Cár- los de Hardales, Guardiande aquel, Con- vento el P. Fr. Miguel de Zalamea y Maestro de Novicios P. Fr. el Eusebio di Sevilla, quien celebró la piadosa ceremo nia, pomiéndole el nombre segun nues tra costumbre de ] r. Diego José de Cá- diz, Sintióse lleno de espiritual consuelo el que andando el tiempo debía ser timbre y lustre Capuchina, al plan de vida más perfecto y aun de lo que había esperado. Ella es en sustancia, un enlace de lo más per fecto y laborioso de la vida activa y con templativa, y repartidas en ellas | ras del dia, y de la noche, de esta las Religion ella un eloriosísimo de la encontrar en austero 1s ho sólo restan horas para el indispen sable descans y, Admirable fué su año de prueba: « Vestí el S. Hábito de 14 años y siete meses, dice él mismo, sien 5 23. — do mi noviciado ac mpañado de estos dos prodigios: el primero de una opi nion de santidad en la Comunidad no vulgar (pero yo sin cosa: de virtud interior), el sagundo que siendo inca- paz de leer el Castellano sin fastidio mio y de quien me luego que vestí el santo saco, con tanta admiracion vla, leía perfeccion, que servía da á todos, pronto sin entender yo de donde venía tanto bien. Dosde entónces fué-mi ardiente deseo de ser Capuchino, Misionero y Santo, hasta esto d y lograr dar mi sangre en el marti rio etc. » 24. — Nada pareció duro ni gravoso al ferviente jóven, y desde el prin- cipio pareció el más práctico en todos nuestros usos (1). Reparando en él, y en su particular modestia el V. P. Fr. Francisco de Per muy sa, Sacerdote ejemplar de aquella familia, se a al P. Maestro, y le dijo: « Mucho bien plenso que nos ha traido el Se 11) El Beato Diego « abrazó econ tanto Instituto y vida Capuchina, jue 8 gusto el dejó decir ¡ue si en el momento de su toma de hábito y profe- sion lo pusiesen entre dos mesas. en ur 1 la « rona y Reino de Espai y en otra el hábito y profesion Capuchina, y le diesen á escoger. eleg gi- ría siempre el hábito y profesion Capuchina y des preciaría la corona Monarquía de España : en tán alto grado tenía la vida apostólica y lica de (MS A.) evangé nuestra sagrada religion Capuchina, » PROFESION Y ñ ESTUDIOS y ñor en ese chiquito, cuidelo con esme Pronto se ve “ld cuánto fué el que este Sacerdote le PO, Mirelio con amor , ejemplar por su ora- en la Orden. Desde el prime: dia se lo Maestro y Conse tUvo, Y cOmo cion permaneció cobra lo su 'vó hasta la había muerte, manifestar; lo probó como habrá ocasion de pero tambien es cierto qu y examinó con tal era ciertamente 1LOP, Veces que a excesivo Pero el no vicio parecía haber nacido natural mente Capuchino. Sie npre modesta mente alegre: siempre m wtficado, con especialidad en la vista: prontísimo á la voz de su Di mt á la lectura, anheloso de la oracion v des setor, al collando de tal manera sobre los demas que en las tres veces que fué votado secretamente por lá Comunida l,qu por aquel tiempo e tenta R mstaría de cerca de se ISIOSOS , voto faltó ningun á Fr. Diego José. 20. Pero vinole al cabo la hora del combate, porque el diablo presintiendo futuras derrotas intantó vencerle en los principios, procurando que volviese al siglo de que había salido. Aunque Die- go tomó el hábito con cuanta reflexion cabe en la edad de catorce contaba ya ocho meses de años y noviciado comenzó sentir en su interior tal desidia, tal flojedad y re pugnancia á las practicas de nuestra vida, tal camiento de ánimo, y tales dudas sobr: que su capricho y no la Dios le traido áÁ los Capuchinos, que el dictámen de su ma- dre política era el acertado, y no el suyo, que no pudo dejar de advertirse novedad al principiar su probacion, sin embargo entónces á mano de había esta maestro y alu. pero preguntado y examinado, un cierto miedo, hijo del mismo principio, le por su MOS Oros relig] 1808 ; hacía ocultar que sintiera tal caimiento y tristeza (1). 1) A esto se añadia, de ser blemente como contraste, el temor despedido por inhábil, con lo cual era do Migido combatido el enemizo con atormentado el novicio. « Fué nteriormente espiritu de Fr. Diego del comun tuertes sugestiones de lia y de noche, poniéndole desconfianzas que por 2charía su ineptitud la Comunidad lo de le ponía miedos é imágen »s horrendas por iutimadarlo y dís traerlo de su propósito, leyantindo en su menie montes inaccesibles de dificultades y contradiccio- nes :pero Fr, Diego con serenidad de « $piritu acudía

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