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CAP. XXXVI. — MISIONES DE haños (1) sm mayor novedad aunque experimentando algunos bochornos ó ardóres interiores provenidos de rese cación; no sé si parará en darme al ennas sangrías. Dios haga lo que más sea de su divino agrado. » Los tres meses que el santo Misionero pasó en Ronda, los empleó como siempre en provecho de las almas, escribiendo mucho para la edificacion de los fie- les. Sus sentimientos en este tiempo eran los de siempre: « Acuérdese V., P. mio, (dice en una carta de Ronda del 8 Setiembre) de este tiñoso y la- zariento hijo lleno de infinitas lacerias y enlpas, clame V. á Dios por mi re medio en sus santas oraciones y sa- erificios etc., deme su santa bendicion. Y en la misma carta hablando de una consulta que le hacen, pide el parecer de su Director de este modo: « Padre mio, me hallo con esa rara consulta, sin saber que decir á ella, porque soy una bestia; perdóneme V. le canse tanto. » Y como el citado Director desease que su santo discípulo, que debía empezar sus correrías apostóll cas de Aragon ete., se adelantase un poco para verse juntos en Córdoba, este le escribe la imposibilidad de « lle- gar á esa ántes del dia de NP: Francisco, lo que ha ocasionado ya el haber recaido con sus tercianas en Osuna mi compañero el P. Otura, y ya haberme traido antier el hábito que he de llevar al viaje tan derrotado y malo que habiendo trabajado en él desde que llegó dudo si podrá mañana concluirse. » (2) CAPITULO XXXVII Misiones de Cuenca y Zaragoza. (1786) 107. . Cediendo el B. Diego á las instancias de los Prelados salió (3) para las Misiones de Cuenca, ZLua- ragoza y Otras, y dejando su sole dad de Ronda el dia 1 de Octubre de 1786, y pasando por Osuna y Ecija, (1) Carta de Ronda, 1 Agosto 1756 2) Carta de Ronda, 29 Setiembre 175 (3) « Salió el P. Fr. Diego de Cádiz, de las An dalocias con el P. Fr. Miguel de Otura, un Her- mano Donado y una bestezuela. » (MS, A.) CUENCA Y ZARAGOZA legó 4 Córdoba el 6 donde se detuvo pi predicar las glorias de N. P, 5. Francisco el dia 8 en el Convento de los PP. Capuchinos. Luego prosiguió su largo y penoso viaje llegando 4 Cuen ca, de cuva ciudad escribe (1): « Des pues que nos separamos de V. el dia 12 seguimos felizmente nuestro cami no, parando solamente una mañana en Andújar, otra en el lugar del Pormi loro por las eficacísimas Instancias de aquellas gentes, con la condicion de que despidiesen luego al la compa- ñía de comediantes que allí había, como lo hicieron; y una tarde que estuvimos en Cañabate para persuadir un Caballero enfermo se dejase del manejo de sus caudales y tratase de prepararse pura morir bien, Á que no quiso asentir; y llegamos antier tarde aquí. Pasé prontamente á ver al Sr, Magistral de parte de V,, y hallé que por haberlo avisado Su Hima. mi paso por aquí, tenía órden suya para que me presentase sin falta luego que lle gase, Pasamos ú B,L.M.y usando de toda su autoridad, me ha detenido para que le haga Mision desde hoy hasta el dia de todos los santos, sin admitir excusas ni alegato alguno: mo he convenido y lo que es más á residir en su palacio, porque no bastan razo nes, súplicas ni empeños para lo con- trario Creo hablará á V, de esto el Sr. Magistral y así por la brevedad lo omito. Aquí empiezo á reconocer cuán ta necesidad hay de que Dios se de sentienda de quien soy para obrar se- eun su misericordia y que me dé su espíritu y libertad apostólica para ha blar 4 los mismos Superiores lo que os debido $ conveniente ; el miedo de no hacerlo así y de no acertar á co nocér cuál es la prudencia evangélica en estos easos, me tiene el interior en una prensa de mil justísimos te mores, porque me parece callo dema siado por no exasperar, Por el camino he procurado hacer los ejercicios y por las incidencias de Jas detenciones no los he completado, de «modo que aun me falta un día para los diez y el que le sigue para completarlos; han sido tan disipados y sin fruto que sblo he tenido el deseo de formar un tra tado 6 librito de ejercicios espirituales (14 Carta de Cuenca 24 Octubre 1786, ME E O