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e rre EY A a A NN Velutí homo sanetus a Deo missus ac celu» ti alter Jacobus et Vincentius ad Hispantae salutem, vulgo habitus est (Leon XI, 10 Febr. 1884). CAPITULO L. e: Gobernando la Iglesia Benedie to XIV de feliz memoria, cuando F elipe Nacimiento, padres, y primera educacion V, vencidos los últimos esfuerzos de del Beato Diego José de Cádiz. la casa de Austria, asentaba en el (1743-1756) A jue en el texto encerramos entre comillas, Dice así el elegantiísimo historiador Il. — Honra preclarísima y gloria pen ? « Cerremos este cuadro de la literatura cató eterna de Cádiz, de la cual tomó el lica y apologética del siglo X VIT (hoy sepultada apellido de religion, es el haber sido en densas nieblas por el odio de los sectarios, cuna del insigne Beato Diego José de omo lo está la del XIX), travendo á la memoria Cádiz, cuya vida vamos á describir. Va los nombres de algunos oradores sagrados que di ron verdaderamente apostólico « que fundieron por todos los ámbitos de la Península ] fué en un siglo incrédulo aleo de lo la luz de la cristiana enseñanza, y acosaron sin que habían sido San Vicente Ferrer en el siglo XV y el Venerable Juan tregua al renovado anticristianismo de Cels », de Porfirio y de Juliano, Pongamos, ante todos, á Pr, Diego de Cádiz. misionero capuchino (1743 de Avila. apóstol de Andalucia en el 1801), y varon verdaderamente apostólico, cuyo ¡glo XVI », y áa cuya voz Nena de proceso de beatificacion está muy adelantado. Yl portentosos frutos, como « no los vió tué en un siglo incrédulo algo de ló jue habían nunca el ágora de Aténas, ni el foro | sido S. Vicente Ferrer en el siglo XV y el venera de Roma, ni el Parlamento mgles... ble Juan de Avila, Apóstol de Andalucia en el siglo , / esde entónces al alal más elocuente se henchían los ( onfesonarios, solte de XVI. Desde entónc acá, pa abra $ : Ñ o y encendida no ha sonado en los ámbitos de Es. 6 devolvía el bandido su presa, rom j á paña. Los sermones y pláticas suyas jue hoy lee- pia el adúltero los lazos de la carne, mos son letra muerta y no dan ídea del maravi. abomina ba el blasfemo su prevarica lloso efecto, que no bajo las bóvedas de una ¡gle- cion antigua, y diez mail oyentes rom sia, sin £ la luz del medio dia, en una plaza pú- pían á un tempo en lág '"Imas y So lica Ó en un ca npo inmenso, ante treinta mil 6 llozos. » (1) más expectadores, porque las ciudades se despobla. ban y corrían en turbas á recibir de sus labios la A pero divina palabra, producía con estilo vulgar, con 1) No podemos resistirnos al deseo de trasla- frase desaseada, pero radiante de interna tuz y fuego, aquel varon extraor- dar aquí integra la bellísima y ardiente rina calentadá de interno Beato en el tomo II de su dinario en quien todo predicaba : su voz de true- que dedica á nuestr« « Historia de los Heterodoxos Españoles » el a-= | no, el extraño resplandor de sus ojos, su barba ventajado escritor católico D. Marcelino Menen- blanca como la nieve, su hábito y su Cuerpo -A4- dez y Pelayo, y de la cual hemos entresacado lo mojamado y seco, ¡Qué le importaban á tal hom-

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