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CAP. XXVHl otra carta escrita al mismo sugeto, muchas lágrimas de SOzZoO guien con la leyó 4 un confidente suyo Religioso á quien dijo: «me estremeci al leer la «carta de nuestro Fr. Diego, no sabía « dónde estaba, pero tambien conocí « haber salido de una especie de os- « curidad á un campo de hermosa luz, « con tan áspera respuesta, y desde entónces mi alma respira y vive en « la esperanza. » Esta carta convence la solidez y firmeza de la esperanza en que vivía nuestro Fr, Diego, así como comprueba su fe, y nos persua- de que si fué grande en esta, lo fué igualmente en aquella. CAPITULO XXVIII. Misiones de Madrid y Alcalá. (1783). 322, — Despues que el B Diego pre- dicó la Novena de Nuestra Señora de la Paz en Ronda, por Enero de 1783, vol vió á Málaga donde recibió órden de su P. Provincial para que pasase á Cá- diz por Febrero, y de allí con su ben dicion salió para Madrid el 12 del mismo mes, llegando á la Corte el 7 de Marzo (1): « El dia 7 del corriente á la una fué Dios servido que llegase á esta Corte despues de un largo y penoso viaje que pude seguir la ma- yor parte á pié sin molestia, no obs- tante los fuertes y frios vientos que casi en todo él nos han seguido, por- que el Señor me concede robusta sa- lud «y fuerzas sobre mi mérito: ben- dito criaturas. No quiso su Majestad darme el consuelo la máno y recibir su Mision extraor santisina sea de todas sus de besar á V. bendicion para esta dinaria: voluntad y despues de haber bajado de Ronda á Cádiz con gran prisa, vine á Moron con la misma para desde allí encaminarnos acá. , 323. — « Por el camino eurrido cosa particular que sea digna de atencion: he predicado en algu- nos pueblos al paso por condescender eficacísimas instancias de ete. Mi constitucion interior una notable insensibilidad 6 me resigné en su no ha o- á las sus cabezas ha sido (ty Carta de Madrid, 14 Marzo 1783. — MISIONES DE MADRID 4 ALCALÁ 107 más disipación no inquieta que me ha cía mirar Mision cual si no tu esta demasiada in esta viese que hacerla: diferencia ó abandono en que me veía solía ocasionarme un no pequeño te- mor 6 miedo sobre mis aciertos y los frutos que produciría la predicación en esta Corte; repetía actos de resig- nacion, de de y de esperanza, pidien do únicamente á Dios me concediese el llenar su santísima voluntad en cuanto hiciese, predicase y pensaso ; y una mañana viniendo andando apar tado de los compañeros para tener la hora de oracion que os de loy, se meo vino proponiendo el método de vida abstraida, voluntad y bien empleada que debía observar el tiem po que estuviese aquí; instruccion su- ficientísima para aciertos si yo fiel á las inspiraciones que se me dieron. Así amargo, caido y sin aliento seguí todo el viaje hasta la mañana del dia que llegué acá; en ella viniendo solo y teniendo á la: vista á Madrid tomé por punto de meditacion, por ser viérnes, á Jesucristo mi Señor erucificado, en la palabra: ece filius mater : apliqué á mí la necesidad de imitar las virtudes del Santo Evangelista que le hicieron acreedor á tanto beneficio, y volvién- dome despues al pueblo me sentí lle- vado de un extraordinario deseo de la salvacion de todos sus vecinos, con especialidad de los incrédulos, liberti- nos, ete.; á esto sobrevino una humil- de, generosa, confiadisima fuerza para pedir su conversion con tanto impetu, lágrimas y eficacia, que no podía con: tenerme, faltando poco para dar gritos seria, de mis fuese tus; ecce tua; con que desahogar los sentmientos del Propuse á nuestra 55. Se liece filius ltuus, con iguales impetus de lágrimas, y con alguna me nudencia una total renuncia de mi voluntad, 1n- eto, y me pareció con alguna interior cer teza que nuestra Señora lo admitía to do y guardaba en su sagrado pecho, como dando á entender ya que esta- ban á su cargo mis aciertos y ya que para el fruto de esta Mision recurriese Dios el re- corazon, nora el hice en sus santísimas manos tereses, salud, vida, consuelos, ets, á la misma SS. Vírgen á quien había especialmente concedido medio de este pueblo en la presente OCuUSIOn.