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CAP, XXVI. — DESCANSO. su Majestad respondió: 4 las Cuevas, nO; quiero que Daya á predicar en la plaza para todos. Vino esta órden y supliqué al P, Confesor se suspen- diese hasta el invierno por hallarme muy falto de fuerzas para el trabajo, y prontamente se convino á que por Febrero 6 á la Cuaresma del 83 se efectuase lo dicho, para que entónces hubiese más tiempo de predicar á los gremios ó tribunales reservadamente. 309. — « El dia 16 en que fué la última plática á sus Altezas bajó órden del Rey que trajo el Jllmo. P. Con- fesor para que me detuviese aquí los tres dias de Pascua del Espíritu Santo y en sus tres tardes hiciese á las per- sonas reales un exhorto que se acos- tumbra ántes de darles la bendicion con el Señor Sacramentado en la Igle- sia de San Pascual, Convento de los PP. de San Diego, y aunque procuré excusarine por no detenerme aquí más liempo, no se me oyó y hube de ren- dirme. De resultas de estas cosas pa- race han encargado al P. Fr. Eusebio, me prevenga sobre punto de Obispado para el que van á proponerme ó ha- blarme de ello, lo que aun no se ha verificado, y estoy en hacer toda re- sistencia para en ninguna manera ad- mitirlo. Creo será V. de este dictámen segun lo que advierto en mi interior y la paz con que esto me ocurre, “10 — « Entre todo esto no han faltado algunos émulos que al Rey y al Príncipe han querido desvanecer el concepto que Dios ha querido que for- men, mas á las primeras palabras han sido fuertemente rehatidos haciéndoles enmudecer.* Su Majestad y todo su Real familia apénas hablan de otro asunto que de este; se muestran con- placidisimos en un modo muy notable, que sólo oyéndolos puede creerse, Estoy creido, P, de mi corazon, que ha hecho Dios su obra y ha llenado la voluntad de V. perfectísimamente, pues me parece no puede esto llegar á más. Monseñor Nuncio de Su Santidad ha concurrido 4 muchos sermones y á las dos pláticas de sus Altezas, expresán dose en iguales términos que los de- mas: Bendito sea Dios y para siempre glorificado. Este es Dios para mí, pero ¿ quién yo para un Dios tan bueno? las ágrimas se vinieron á los ojos al al estas cláusulas. De ello puede in- GRAVE ENFERMEDAD 103 ferir mi ingratitud, negligencia insen sibilidad sobradamente manifiesta en innumerables faltas con que sin cesar le ofendo, ¡ Ay, P. de mi alma, que jus- tamente debo temer: ne eum alii prae- dicaverim, ¿pse reprobus efficiar! El Señor tenga misericordia de mí como por medio de V, lo espero, » CAPITULO XXVII Descanso. Grave enfermedad (1782) 311. — Lleno de méritos y casi OX- hausto de fuerzas volvió nuestro infati- gable Misionero á Andalucia, donde muy pronto le fué preciso abstenerse de todo ministerio apostólico El mis- mo Beato nos hablará brevemente de su viaje de Aranjuez á Múlaga y nos contará la gravísima enfermedad que padeció en Ronda donde se retiró, (1) « A los 21 dias de viaje, llegué á esta (Málaga) el 13 del corriente sin especial novedad, bendito Dios, sólo cansado, ruin y falto de fuerzas, pero deseosí simo de servir Á es de verle y olr sus instrucciones... Por el camino no ha ocurrido notable más que la ruidosa conmoción de los pueblos, cuyo furor me fatiga con tanto extremo que tiem- blo de verlo por la fuerza con que embisten, se lastiman y me lastimán, de modo que á no poner Dios su ma- no sucederían mil desgracias. » 312. Luego trata de su enferme- dad y dice (2): « Gracias á Dios que puedo eseribir tl v, el estado de mi salud, bien que más cuidadoso de la suya que de la propia mia, Esta en el dia cuenta cuatro de no haberme dado calentura y hallarme con buena dispo- sicion, ménos la cabeza que sigue muy descompuesta, pero no tanto que me impida el andar en pié, decir Misa y dormir algunos ratos con sosiego: des pues de la primera caida he tenido tres recaidas, y la última fué el 17 de este, en que me dió una terciana algo fatal que sus resultas me dejaron algo caido, las que fueron iguales en las del 18, la que no fué tan grande como (1) Carta de Málaga, 18 Junio 1782 12) Carta de Ronda, 23 Agosto 1782, A E == PP: Ú ll