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CAP. XXVI. — MISIONES DE La CÁROLINA ETC. 00 DOS del Nimo que asistió lleno de sa- tisfaccion y complacencia etc. Hice esa alocucion que remito, la que dis- puse de pronto y con facilidad del anochecer antecedente y perfeccioné despues. Acabé la Mision aquella tar- de vnos volvimos á esta, donde hemos estado hasta ahora detenidos por las muchas nieves y lluvias: mañana sa limos para Toledo. » CAPITULO XXVI, Misiones de la Carolina, Toledo, Ocana y Aranjuez. (1782) 209. — Cediendo á las instancias del Arzobispo de Toledo, salió de U- beda el Beato Diego dirigiéndose á aquella capital pasando por la Caro lina, donde en ménos de tres dias lo- gró el fruto de una” larga Mision. El mismo santo Misionero con su subli- me sencillez y sinceridad nos dirá sus trabajos y triunfos, y nos referirá los sentimientos de su humildísimo y fer- voroso corazon en estas correrías a- postólicas por el centro de España (1): « El 25 de Febrero salimos de Ubeda y en el mismo llegamos á la Caroli na, capital de las nuevas poblaciones. Aquí me detuve dos dias y medio pa- ra predicar de Mision, como lo hice á tarde y mañana en la plaza al con curso crecidísimo de toda la comar- ca. En las cinco pláticas al pueblo y en la una á los muchos Sres. eclesiás licos que concurrieron, me dí por en tendido contra los errores de su po blador Olavide, v sin nombrarlo por su nombre sino solamente otro pobla dor, les exhorté á detestar los errores en fe y costumbres que él les había inspirado etc.: conocí la asistencia del Señor para esto en la claridad, efica- cla y oportunidad con que hablaba El fruto fué muy crecido. Uno fué el establecer saliera el rosario de Nues tra Señora por: las calles, hasta en- tónces no visto allí. Otro especialísi- mo fué el triunfo de la Santa Cruz: esta fué una funcion devotísima y muy 1) Carta de Toledo, 17 Marzo 182 solemne. Es de- suponer que en todo el pueblo no sé hallaba una cruz por las calles, plazas y campos: esto me movió á disponer con acuerdo del Se- ñor Gobernador que es muy amigo mio Y hombre pladosísimo, sensato, anciano y ejemplar, el colocar la san ta cruz en los sitios públicos. Para esto congregados los pueblos la maña na del dia 27, revestido yo con alba y capa pluvial y ac mpañado de dos señores Vicarios, uno el de la misma Carolina y otro el de Arjona llevando cada uno su cruz de madera sagrada como de una vara y yo de dos varas y tercia de largo y de cuatro dedos de gruesa, abrazado con ella salimos de la Iglesia con repiques de campa nas, y fumos en forma de procesion cantando el rosario, Y nosotros tres rezando el Miserere, y fuimos á un alto como medio cuarto de legua de la poblacion, puse mi cruz clavada en tierra, hice la bendicion solemne co mo la trae el Ritual Romano, y con ella las otras que traían los acompa ñados y otros Sacerdotes, se hizo a- doracion y nos volvimos al pueblo en cuyas plazas y sitios más principalos pusimos otras seis con mucha devo- cion y consuelo de todos, llorando mu: chos de devoción y ternura. Yo estaba con una alegría y lleno interior bas- tantemente notable; volvimos á la 1 glesia y se concluyó con el Te Deum, y á las 12 subimos al balcon y len hice una muy devota plática de los misterios de la Santa Cruz, de la de voción y veneración que debíamos te- nerle y de su mística inteligencia pa- ra nuestra enseñanza. Encargué se pu: siesen en todos los pueblos nuevos y ademas que en cada uno se pusiese la Via sacra y así lo prometieron los PP. Curas y el Señor Gobernador etc. Dios sea glorificado por todo No omi tiré decir á mi P, de mi alma que el balcon, casa y plaza donde se predi caba era el Palacio donde vivía Ola vide y donde se habían visto todas las cosas contrarias; y esto daba gol pe á los prudentes y juiciosos, La de vocion á la santa cruz hemos sabido que sigue con singúlar fervor en a quellas gentes. Dios los haga suyos (1). (1) En la Carolina se forma Hermandad del Ro- Sirio para cantar en público las alabanzas á la SS A A rr ere zo O A rr

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