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935 materia, y que en el órden de los séres, la carne es inferior al espíri- ritu; mas, tales pueden ser las operaciones de la carne, que en el órden mismo de la naturaleza se coloque sobre el espíritu. Cuando el primer hombre vió á la mujer que Dios había criado para que fuese su compañera , explicó aquél su superioridad sobre ésta con decir, que aquella era carne de sp carne y hueso de sus huesos; pero cuando María vew'al Hijo de Pios en sus brazos, le podrá decir mejor que Adan á Eva: Esta es carne de mi carne, y hueso de mis huesos, y sangre de mi sangre, y naturaleza de mi naturaleza. ; Insondable abismo de las granlezas de esta Señora! ¿Serán superiores á María los ángeles, cuando ella ha dado el sér humano á Dios? El cuerpo mis mo de María, con ser cuerpo sometido por ley natural á la disolucion, vale más que todos los ángeles en presencia de Dios, porque dentro de él fue concebido y engendrado, y de él recibió mutricion, alimento y vida el mismo Dios humanado. Trasladémonos-por- otra parte á la region de la espiritualidad pura. El alma humana es un espíritu incompleto, porque está ligado al cuerpo, de cuyos sentidos se sirve como de unos órganos para sus percepciones. En el órden de la naturaleza es el ángel muy superior al alma humana, porque su entendimiento es de una perspicacia su- blime, y su voluntad abraza el bien de una manera inflexible (1). La naturaleza angélica, dice San Agustin, precede en dignidad natural á cuanto Dios sacó de la nada (2); tambien lo es en el órden de la gracia, porque dando Dios la gracia á cada uno segun el estado á que (0 Santo Tomás dice , que el libre albedrío del hombre es flexible á los dos extremos ántes de elegir uno, y despues de elegido; pero el án- gel nó, pues es libre para elegir ántes de la eleccion, pero despues no puede elegir lo opuesto. (1. quest. 46, art. 1.) De hecho esto es verdad, pues los ángeles pasaron por una tentacion, despues de la cual, los bue- nos fueron confirmados en gracia; y como ya no eran viadores, no po- dían ménos de perseverar en el bién, y otro tanto sucedió respectiva- mente á los malos. En teoría: no sucede lo: mismo, pues la inmovilidad de losángeles en el bien, una vez abrazado, no depende de la naturale- za. sino de la gracia, Véase lo que dice S. Juan Damasceno. (Lib, de Fid. 2. cap. 3.) Difícilmente se mueven á lo malo, pero no son inmóviles: mas ahora lo son, 6 por naturaleza, sino por gracia y por adhesion ásolo lo que es bueno. Resulta de todo esto, que el ángel tiene un en- tendimiento tan sublime, que conoce con toda la perfeccion posible á una criatura, las verdades que constituyen en bases indestructibles la armonía que debe haber entre Dios y la criatura racional, relaciones de amor, de adoración y de sumision: por consiguiente, ul romper este órden por su parte, teniendo un conocimiento tan perfecto, su pecado tiene que.provenir de soberbia / de orgullo, de obstinación , de inflexi- bilidad en el mal, y de esto se deduce, que armoniza muy bien lo que dice Santo Tomás con lo que escribe el Damasceno; aquél habla en con- creto , éste en abstracto y en concreto. (2) De Civit. Dei, lib. 41, cap. 5.

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