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S. L— Ester. Como en todos los demás tipos de la Vírgen , en este de Ester vie- ne acompañado del de Jesucristo: Mardoqueo se presenta en la ciudad de Susan y en todo el imperio de Asuero bajo dos aspectos; uno de los cuales lo cubre de oprobio é ignominia y lo conduce al cadalso, para morir en él como un infame; mas el otro lo trasforma inopina- damente, y por medios inesperados y providenciales, en salvador de su pueblo en toda la tierra; y por una coincidencia tan sorprendente como milagrosa , sucede que el mismo leño donde pocas horas más tarde debía morir Mardoqueo , sirve para ahorcar en él al enemigo más cruel, que jamás tuvo el pueblo hebreo , que era Aman. Mucho sorprende el exámen de este acontecimiento: un hombre qué no quiere doblar la rodilla 4 (un mortal, que pretende ser adorado como Dios (1); un hombre , á quien la conjuracion “más inicua con- dena á muerte ignominiosa, acusándosele en presencia del Rey de in- solente , que despreciaba sus mandatos(2), cuando era el súbdito más leal y de mayor hidalguía que tenía, pues había libertado al. mismo monarca de una tentativa de alta y alevosa traicion (3); un hom= bre, que. dentro de pocas horas debía de ser arrastrado 4 suplicio ignominioso , y por una combinacion , más del cielo que de la tierra, es revestido de púrpura y brocado , coronado de diadema y de insig- nias reales por el mismo que Había maquinado su destruecion; un hombre que, montado en regio corcel , es conducido en triunfo por las calles y plazas de Susan con majestuoso aparato , llevando la brida de su caballo su sanguinario rival, que se ve precisado á ir gritando en alta voz sus grandezas y sus glorias ; un hombre, por fin , que á las pocas horas ve á este mismo rival suspendido en la horca que le tenía preparada (4), es el tipo más acabado deljusto por excelencia, contra cuya vida inocentísima se.conjuraron los perversos, llevándolo 4 morir en una cruz, en la cual dejó clavado el decreto de exterminio y conde- nacion que había contra los hombres, ligando además á. la misma cruz á Satanás , que en su furor se la habia preparado para concluir con él, Todo esto sorprende por lo maravilloso , tanto como por lo des- usado, y no podemos ménos de confesar que en lo literal de estos re- latos sagrados hay algun designio oculto de la sabiduría de Dios (5). (1) Esth., cap. 13, v.12. (2 C.3.,v.8. (3) C.2, v, 92, (4) C. 6. (5) Todos los intérpretes católicos convienen en que, generalmente hablando, hay en las Escrituras sagradas, y sobre todo en las del Anti- guo Testamento, dos sentidos, el literal y el espiritual, el inmediato y

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