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"62 rostro velado (1); es un sér que derrama consuelo en las almas, y atempera gon su presencia los dolores mas acerbos del corazon; es, en fin, una madre tierna, cariñosa , solícita y heroica, que no piensa más que en su hijo predilecto, se desvive por acarrearle bendiciones y felicidades, y consigue para él el rocío del cielo y la abundancia de la tierra arrostrando para ello todo obstáculo, y venciendo toda di- ficultad por medio de la mas exquisita prudencia (2. Poco tiene que sudar el entendimiento para ver la admirable ana- logía que hay entre la Virgen que Abraham llama para desposarla con su amado Isaac, y la que el Eterno Padre predestina para que dé sér humano á su Hijo; y para ver simbolizada en la madre tierna de Jacob, á la que proporcionaría bendiciones sin cuento á los que tu- viesen y conservasen la fe de este justo, y su inocencia. Si queremos formar ua ligero boceto de la vida de la Virgen, no tenemos más que relerir la de Rebeca. Era ésta una vírgen que Dios tenía escogida para ser la esposa de uno de los hombres que él ha distinguido más por su amor y sus cariños ; era lajóven recatada que no salía del ho- gar doméstico, sino en obsequio de sus progenitores; era la doncella caritativa, que con toda espontaneidad se empleaba en servir al me- nesteroso , y llenar los oficios de caridad con el extranjero; era la hije de familia, que no se adelantaba á pretender enlaces, sino que esperaba con calma y alegría que Dios llevase las cosas á su fin, se- gun los designios que tuviese marcados en sus consejos eternos; era la virgen pronta á dejar su retiro, si así lo disponía el cielo, pero de- seosa siempre de volverá su retrete si se hallaba en calles y caminos, y vigilante. en todo lugar sobre sí misma, para guardar con todo ri gor el decoro de su sexo y el honor de su integridad. Esta es la vír- gen : veamos ahora á la madre. Rebeca es la madre que sabe de los labios del mismo Dios que ha de tener dos hijos , uno de los cuales ha de ser el objeto de las contra- dicciones y persecuciones del otro, representando cada uno dos pue- blos, uno santo y escogido de Dios, otro pecador y reprobado (3); ella es tambien la que , sabiendo que uno de estos dos hijos ha de ser mayor que el otro por las bendiciones celestiales, emplea toda su pru- dencia y todo su saber para que Dios derrame cuanto ántes sobre él el rocío de su gracia, y mande á la tierra que le abra sus entrañas y le manifieste sus tesoros; ella asimismo descubre las asechanzas que el perverso está maquinando contra el justo, y salva á éste ha— ciéndole irá tierras lejanas, donde el Señor lo ha de llenar de rique— zas y prosperidad (4). Estas son las acciones más gloriosas de Rebeca (1) Gen., c. 24, v. 63, 67. (3) Gen. , cap. 25, v. 22. (2) Gen., cap. 27, v. 13. (4) Gen. , cap. 27, v. 43.

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