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61 Anduvieron siempre á la par los tipos que figuraban al Mesías y los que delineaban la persona de su Madre. Desde Aday, hasta Noé hubo una especie de noche profunda , en la cual no aparece la más ligera ráfaga de loz. Ese gran Patriarca fué un tipo muy bello del Redentor venidero, por haber salvado al linaje humano del exlermi- nio; y en verdad, niogua tipo animado se presenta en esa escena es- pantosa que represente á la Virgen, lo que no carece de misterio; porque para redimir á los hombres del pecado, sólo. el Hijo de Dios tenía fuerza, poder y virtud: sólo Él, dice San Bernardo , crió todas las cosas; sólo Él triunfó del enemigo; sólo El libróá los cautivos (1). Pero en falta de tipos animados se presentan en la escena los inanima= dos ó puramente sensibles, que representan en algo ó en todo lo que había de ser la Virgen. Allí el arca, que contiene al conservador del linaje humano; allí la palomita, que trae al arca el ramo de olivo, anunciando paz; allí el arco del cielo, que simboliza la alianza de Dios con los hombres y la armonía del cielo con la tierra. Pero poco tiempo despues empiezan á dejarse ver aquellos hombres célebres, que son figura de Cristo, y junto con ellos se presentan las nobles ma- tronas, cuyas cualidades y virtudes van diseñando las que ha de tener la Madre del Mesías. Isaac, el inocente Isaac , es el tipo más admirable del Hijo de Dios, á quien su mismo Padre había de imponer el mandato de mo- rir. por%os hombres, llevando sobre sus hombros el leño que había de servir para el sacrificio; pero Isaac no está solo, pues á su lado aparece la nobilísima é ilustre Rebeca, que era aquella mujer que Dios había escogido para que fuese la que engendrase al que había de ser bendecido de Dios, y le cabría la dicha de ser servido de los pue- blos y adorado de las tribus, y tendría señorio é imperio sobre sus hermanos (2). No es posible recorrer la historia de esta madre ven- turosa del gran Patriarca Jacob, sin ver en las principales escenas de su vida un ligero tinte del gran cuadro de virtudes virginales y de afecto maternal , que con todo esplendor aparecería en la Virgen Ma- ría. Es Rebeca una joven inocente y candorosa, predestinada y esco- gida por Dios para que sea la esposa de Isaac (3). Es una virgen á quien se le interroga si quiere cumplir en el acto lo que Dios ha dis puesto sobre ella, y sin tardanza contesta que irá 4 donde Dios la llama; es una doncella humilde, sumisa y recatada , que no se atreve á presentarse delante de su esposo, sino en actitud de sierva y con el anuncia, ya que Eva creyó á la serpiente susurrante. Ven, y desmenu- za la cabeza de la serpiente , ya que Eva se enredó en su cola y se delci- tó en su cabeza. (Comm. in Cant. , cap. 2.) (1) Serm. 43, in Cant. (2) Gen. , cap. 27, y. 29. (3) Gen., cap. 24, v. 531

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