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631 No hay que preguntarnos por qué es la Virgen todo esto; porque es muy óbvia la razon, á cuya comprension es más fácil llegar, teniendo un cerazon recto y humilde: y lleno de sentimientos de amor santo, que empeñandose en discurrir mucho segun los elementos de la filo- sofía carnal. María participa de tanta grandeza , porque Dios la elevó á una alianza de familia, de la cual resulta, que ella sola participa de Dios mucho más que todos los ángeles y santos juntos. La misma sa— biduría de Dios, su omnipotencia, Su justicia , SU misericordia y su bondad, atributos infinitos y eternos, podemos decir que son tambien de la Virgen , porque cuando Dios entró en su seno, se entregó todo entero á su Madre. No hay posibilidad , ni áun siquiera hipotética Ó de pura abstrac- cion, para separar á María de Dios, así como no es posible en el ór= den fisico hacer que una mujer que liene un hijo, no sea madre, pero madre de un hijo, cuya vida y talentos le perlenecen. Los herejes han hecho esta escision , inventando un culto circunscrito á cantar salmos de David, ni más ni ménos : ¡oh qué progreso! ni más ni ménos, que lo están haciendo los israelitas, davía el tupido crespon del deicidio y de la perfidia. El nombre de la Virgen ha sido desterrado de sus liturgias , mirando Con horror á todo entusiasmo y con tanta sobre cuyos ojos está to- el que diga aquellas palabras, que Con tanto fe repitieron los Padres del Concilio Efesino: Santa María Madre de Dios, ruega por nosolros pecadores, ahora y en la hora de nues- tra muerte. Hay hoy dia dos banderas : en una está escrito el nombre de Ma- ría, y significa humildad, obediencia, pureza, sumision , penitencia, castidad, continencia, virginidad y caridad : en otra no está impreso ese augusto nombre: donde no está estampado ese nombre, ¿qué nombre se verá? Herejía ; y con esta palabra todos sus sinónimos, libertad de pensar contra Dios, contra la fe, contra la religion : in- dependencia de toda autoridad , y desprecio de la autoridad de Dios, áquien no se ve, y de cualquier otra autoridad, de las que se ven: libertad para blasfemar, libertad para escribir contra Dios, contra Jesucristo, contra sus ministros, contra su Vicario, contra los pasto- res de las Iglesias : libertad para perseguir al hombre probo, Si no piensa con arreglo á la libertad heretical : libertad, pero al Jado de ella nada de pureza, nada de castidad, nada de continencia, nada de penitencia, nada de virginidad. Estos frutos no se dan en los plantíos sombrios de la herejía : estos timbres de honor no brillan sobre los pechos de los que militan bajo la bandera que no tiene escrito el nom- bre de la Vírgen Madre de Dios. Hé aquí en dos palabras la historia de tres siglos. Pero véase ese otro estandaste, que ondea santificando el am- biente con el nombre sagrado que tiene. MARIA es ese nombre, y
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