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620 Jesucristo, tal como él nos la ha enseñado y la Iglesia católica nos la prescribe, no como la quisieran los herejes y los enemigos encarniza— dos de esta religion, quienes se visten con el ropaje de racionalistas, se dan el título fastuoso de filántropos, y se llaman corifeos del progre- so: á todos aquéllos por fin que tienen la dicha venturosa de amar á la Reina del mundo, 4la Señora de todo lo criado y á la Madre de la Iglesia católica, despues de presentarles la gran nube de testigos que glorifican 4 María , y decirles que sigan sus huellas; les dirémos ade- más con San Juan Damasceno: que «el ser devoto de la Virgen, es el arma de salvacion que Dios da á los que quiere que sean salvos» (1); con San German, que «cuando estamos en gracia de la Virgen, es tanta nuestra dicha que nos parece que estamos en el cielo» (2), con San Epifanio, que «la Vírgen es la fuente inagotable que nos llena á todos con el agua perenne de sus dulzuras (3):» con San Hilario, «que por más pecador que uno fuere no perecerá para siempre, si es devoto verdadero de la Virgen y hace penitencia condigna (4):» y con San Buenaventura, que «los que consiguen la gracia de la Vir- gen, son-reconocidos por los habitantes del cielo: y que quedan es critos en el libro de la vida, los que lleven el carácter de su devo- cion» (5). Estas sentencias engrandecen el alma, dan ensanche al corazon y le traen la paz y el consuelo : pero no son sino para los que creen, para los humildes, 4 quienes Dios revela los secretos de su amor , pa- ra los que viven con la vida de la fe, y encuentran su dicha en reco- nocer á la Virgén por Reina del mundo, y Madre de los fieles redimi- dos con la sangre de su Hijo. A los que ban abandonado esa fe, á los que niegan las prerogativas y excelencias de la Virgen. á los herejes 6 incrédulos que la eliminan de la cooperacion á nuestra salvacion eterna, no podemos decir sino una sentencia triste y desconsoladora para nuestro corazon, pues deseariamos que todos conociesen , reve— renciasen y amasen á la Madre de Dios, para que alcanzasen la vida eterna. Á pesar nuestro tenemos que decir esa frase terrible, y es que quien no quiere lener á María por madre en la tierra, en vano espe- ra tener ú su Hijo por padre en el cielo. (4) Orat. de Annuntiat. (2) Serm. de zona. (3) Oral. de Land. Virg. (4) In.cap. 12 Matth. (5) Div. Bonav. in Psalt. psalm. 10.

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