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Pe: | | TOR AER, E. A 552 pronunció un santo escritor despues de contemplar los ardides de Lu- cifer, para ir siguiendo los pasos á la Virgen, sin poder ni áun ras- trear lo que pasaba en su alma. «¿Dónde están, le dice, ¡oh tirano! tus astucias? ¿Dónde aquel orgullo, con que te vanagloriabas necia- mente de tu rebelion contra Dios? ¡Dónde aquella ampulo osa jactancia? ¿Cómo es que eres la más vil de todas las criaturas, tú que ponias tn asiento sobre los astros? (1) ¿Cómo eres el más necio de los séres, tú que te gloriabas de ser semejante al Altísimo, arrastrado en tu locura por un exceso de necedad ? Tú, que hiciste de la tierra un ni- do, ¿cómo has caido ahora en el lazo? Tú, que esperabas que la ha- bías de ocupar toda, ¿cómo se ocupan los huevos de un nido abando- nado? ¿Cómo has venido á tanta demencia, que hayas caido preso? ¡Qué! ¿No hiciste alto 4 la Vírgen misteriosa? ¿No veías, que entre tantas generaciones no habían engendrado los hombres una como ella? ¿No invadiste con tus malas artes á todos los hombres desde el princi- pio? Cómo, pues, invadiéndolo todo con intento malvado, nunca pe- nelraste en ese santuario divino, y no viste á esta Virgen iincomprensi- ble? ¿ Viste quizás tantas riquezas de virtud en alguno de esos á quie- nes tendiste lazos? ¿Se te ha presentado un cuerpo tan resplande— ciente de bellezas como ese, 6 una alma tan inmaculada, y tan in- mune de tus astucias? Nada vite semejante en todas las generacio- nes : tus astucias no saben como dañar : tu actividad se volvió iner- cia : tus saetas se han vuelto contra tu corazon : estás mirando, y no ves ni entiendes ; estás tramando fraudes, y estás enteramente ciego. Vana fué tu jactancia, y los hechos son ya la prueba de tu imbeci- lidad (2).> Cjanido la Virgen fué concebida sin mancha, podía ya echársele en cara á Lucifer su derrota: al concebir á Diós en su seno , el mun-= do entero pudo decirle que su orgullo lo había obcecado , cuando in- tentó locamente destruir las obras de la misericordia de Dios , corrom- piendo á nuestros primeros padres : porque una mujer, una niña ha- bía podido más que él, edificando con una sola palabra todo lo que él había destruido valiéndose de muchas mentiras para engañar al hombre. Quiera el cielo, que cada uno de los que poseen la dicha inestimable de conocer bien á la Virgen y de amarla, puedan en el último momento de su vida de peregrino, y primero de su entrada en la patria, dirigir una mirada de desprecio al tentador, y decirle que pudo más la gracia del Redentor que sus astucias y malas artes, para saludar en el siguiente instante en su propio reino á la Señora del mundo, ála triunfadora de Satanás, á la extirpadora del mal , á la gloria del linaje humano , á la Virgen Madre. (0 Jsai. 7 414, y, 13. 18) Jacob. Monach. serm. in Deipar, Presentation.
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